La investigación contra la empresa peletera cuyos residuos químicos se vertían en la zona de los Monegros comprendida entre Fraga y Candasnos comenzó el pasado mes de enero en un pequeño pueblo de la comarca barcelonesa de Igualada. Según pudo saber este periódico, las pesquisas se iniciaron a raíz de una denuncia de los vecinos de la localidad contra la empresa por los "ruidos, malos olores y molestias" que ocasionaba la peletera. Este hecho llevó al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Barcelona a organizar un dispositivo de vigilancia. Las sospechas sobre los vertidos surgieron después de que los agentes comprobaran que los productos tóxicos se transportaban en un camión de una empresa de Lérida que no contaba con los requisitos necesarios para trasladar las sustancias --por sus características es apropiado para otros residuos como los purines--. Pocos meses después, en abril, se sumó a la investigación el Seprona de Huesca, cuyos efectivos sorprendieron a un empleado de la compañía de transportes arrojando los vertidos en los Monegros el 29 de julio.