El autogobierno está bajo ataque y el Govern, asediado». Este es el análisis sintético que en ERC se realiza de la situación actual, una vez el Gobierno de Mariano Rajoy confirmó, el jueves, que aplicará el artículo 155 de la Constitución. A falta de conocer los detalles, para los que hay que esperar al Consejo de Ministros de hoy, los republicanos opinan que se hallan «en la peor ofensiva contra el autogobierno catalán de los últimos 40 años».

Un ataque pergeñado y aprobado por una especie de Gobierno de concentración español en la sombra, formado por el PP, el PSOE y Ciudadanos. Y ante esto, ERC cree que lo que cabe oponer, según ha podido saber este diario, es otro Ejecutivo, el catalán, de concentración.

La idea ha surgido de las bases republicanas que a lo largo de esta semana se han ido reuniendo en sus asambleas territoriales. La idea no sería incluir al tercer partido independentista en el Parlament, la CUP (básicamente porque PDECat y los anticapitalistas se provocan mutuamente urticaria), sino buscar personalidades de la sociedad civil catalana, más allá de los estrictos límites del independentismo, pero siempre soberanistas, para trasladar una imagen de unidad ante el órdago del Estado.

La propuesta ha llegado, por capilaridad, a la jefatura del partido, en concreto a Oriol Junqueras, que la ve con muy buenos ojos. No en vano es coherente con la idea que él persigue desde hace años de ampliar la base del partido hacia todas las direcciones ideológicas para atraer a personas que, más allá de sus credos sociales y económicos, coincidan en la defensa de los intereses y la soberanía de Cataluña.

«PUNTO Y APARTE»

Según fuentes del partido, la cuestión, suscitada esta misma semana, ya ha sido trasladada de manera informal al president, Carles Puigdemont, que es quien tiene la potestad de ampliar y reforzar, si lo cree necesario, este Govern. En las próximas horas, y ya de una manera más formal, incluso con nombres de posibles candidatos sobre la mesa, el vicepresidente abordará la cuestión con el president.

Con la propuesta, ERC quiere que el Gobierno catalán responda a los mensajes procedentes de la trinchera antiindependentista que tratan de desdramatizar la aplicación del 155.

«No hay aplicaciones suaves o duras -señala una voz-. Cualquier medida supone un misil a la línea de flotación del autogobierno que defendemos desde 1979», prosigue para sentenciar: «La concreción de estas acciones por parte del Gobierno central ni pueden pasar desapercibidas ni tomadas como una decisión más. Suponen un punto y aparte».

Dos son los campos ideológicos a trillar, según planea la formación independentista ERC, en busca de notables que den el paso para hacerse con carteras que podrían tener nombres más simbólicos que efectivos, (por ejemplo, Derechos Civiles y Políticos). Uno, más obvio, es el espacio que ahora ocupan comuns y Podem Catalunya, claramente defensor del derecho a la autodeterminación y opuesto a las acciones del Estado en el 1-O. Otro es el del socialismo catalanista, que antes estaba en el PSC y que ahora anda huérfano o, en algunos casos, sigue en el partido.

BOICOT DE LA CUP

El diputado de la CUP Benet Salellas apostó ayer por diseñar una estrategia para que los funcionarios de la Generalitat hagan «inaplicable» el artículo 155 en Cataluña. En una entrevista en TV-3, defendió que, si el Estado interviene departamentos de la Generalitat, se debe dar una respuesta colectiva: «Tenemos que ver cómo la estructura funcionarial sale a defender la soberanía de los departamentos y cómo hace imposible el artículo 155».

Salellas sostuvo que, cuando el Gobierno anuncie las medidas a aplicar, el independentismo tendrá que buscar «la herramienta que desactive de manera útil el 155». Preguntado sobre qué hará su partido si el Gobierno usa ese artículo de la Constitución para convocar comicios autonómicos en enero, como se avanzó ayer, afirmó que la CUP hará «lo que el país le pida».