Cautelosos, a la vez que esperanzados y expectantes. Así se mostraban ayer desde la Asociación de Madres y Padres (Ampa) del colegio Joaquín Costa ante el anuncio del inicio de obras en el cuartel de Mayandía. Su presidente, Joaquín López, reconocía que «llega tarde, aunque nunca está demás».

López recuerda que solicitaron amparo a las instituciones el pasado mes de octubre y que la contestación, en forma de dinero, llegó ayer. Hasta la fecha, tal y como resalta, «ni la Delegación del Gobierno en Aragón ni la Policía nos había contestado a nuestras cartas, salvo el concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz, que se comprometió a tomar cartas en el asunto, tal y como hizo con la inspección».

Aunque los plazos del inicio de las obras son a partir del mes de abril, López asegura que «hasta que no se pongan en ello no respiraremos tranquilos». Y es que destaca que «hay miedo» de que un día haya un desprendimiento que acabe afectando a alguno de los menores o de los padres.

Señala que las calles que rodean a estas instalaciones policiales son «imposibles de dejar de utilizar». «Al principio se pidió, por precaución, hacer un rodeo y acceder al colegio por otras calles, pero al final eso es imposible», admite.

Para López es inevitable echar la vista atrás para resaltar la unión de todos los padres de cara a solicitar más seguridad. El detonante fue cuando una familia observó cómo un alero caía sobre la calzada. Desde la Ampa de este colegio público en el que están escolarizados unos 460 alumnos de Educación Infantil y Primaria también inciden en el problema de «insalubridad», ya que «al estar todo vallado, las máquinas de la limpieza no pueden acceder a la zona y poder eliminar la suciedad». Junto a los papeles, detacan palomas muertas o excrementos de animales.