Las reacciones de los grupos políticos de las Cortes tras el discurso de Lambán sirvieron para confirmar el papel, ya anticipado en el debate de investidura, que van a adoptar los partidos durante los próximos cuatro años. Desde la exigente oposición del PP a la conciliadora de Ciudadanos, pasando por el puntillismo de IU y la adhesión sin fisuras de los socios de Gobierno.

Así, la portavoz popular, Mar Vaquero, destacó que, más allá de discursos, «lo importante es que se pongan a trabajar», porque «se ha perdido mucho tiempo en las negociaciones» y más allá del acuerdo para la investidura, «el reto más importante es que haya acuerdo para gobernar, demostrar que van más allá de las 132 medidas que conocimos». Vaquero recordó los «preocupantes» datos del paro de julio, «los peores en cinco años», y los vinculó a «no tener Gobierno» y a la «inestabilidad propia de los socialistas», que puso en duda que sepan capear la desaceleración económica que se avecina.

Daniel Pérez Calvo, por su parte, fue mucho más contenido y positivo al considerar que «en un acto institucional, no político», lo que correspondía era «dar la bienvenida y desearle (a Lambán) toda la suerte y el éxito, porque será para todos los aragoneses». La oposición de Ciudadanos, anunció, será «libre, firme y contundente, pero con voluntad de colaborar en los temas que consideremos que podemos aportar».

El portavoz de Vox, David Arranz, también fue muy correcto al valorar el discurso de Lambán, al que felicitó, y se limitó a anunciar que su tarea de oposición se basará en «dar solución a los problemas de los aragoneses».

En el otro lado de la oposición, el coordinador autonómico de IU, Álvaro Sanz, advirtió que «no habrá centralidad sin ideología», y mostró su preocupación por la «renuncia» a esta de la que hace gala el Gobierno. Cuestiones como la fiscalidad, o las actuaciones «lesivas para el medio ambiente», no pueden ser amparadas en la transversalidad. También hizo notar que el presidente no aludió a la violencia machista en su discurso, aunque sí mencionó la igualdad de hombres y mujeres.

CUATRIPARTITO / Entre los socios del cuatripartito, pocas sorpresas y menos críticas. Comenzando por el propio PSOE que, por boca de su portavoz parlamentario, Vicente Guillén, consideró el discurso «realista» y valoró que se hubiese traslado la lealtad aragonesa al Gobierno central y a la vez recordado algunas de las principales reclamaciones, como el Canfanc o el Corredor Cantábrico-Mediterráneo. En cuanto al Gobierno, consideró que la clave de su funcionamiento será que todos piensen «en el proyecto común».

Nacho Escartín, por parte de Podemos-Equo, destacó que se hubiese hecho hincapié en que los retos de Aragón, como el climático o el demográfico, precisan de alianzas, no solo en la comunidad sino con otras autonomías, en España e incluso en la Unión Europea.

José Luis Soro, presidente de CHA, consideró que el discurso, como el Gobierno, fue de «consenso», una justificación del trabajo y de la unión en torno al aragonesismo que lo ha hecho posible. Volvió a recordar que con esta solución se han cumplido sus sueños del 27 de mayo, que no hubiese un Gobierno de derechas con Vox ni se repitieran elecciones, y confió además en que IU hará «un gran trabajo parlamentario desde la oposición».

El socio preferente, Arturo Aliaga, destacó el carácter moderado y centrado del discurso, «propio de lo que hemos sabido hacer en Aragón, en beneficio del interés común». Afirmó que su actitud en el Ejecutivo responderá al aforismo de que «la última peseta, que se la quede el otro». Es decir, que, «como en una familia», intentará que «los que estén a gusto sean los demás, con generosidad, para que Aragón gane». Y eso sí, «con las puertas abiertas a la oposición para que pueda enriquecer el debate».