--Sobre la renovación en el PSOE y tras dimitir de Rubalcaba, ¿cómo ve a Pedro Sánchez, capaz de liderar y ser transversal en sus planteamientos?

--De momento tengo buena impresión. Antes, obsesivamente estaban solo Iglesias o alguien de su entorno inmediato y desde hace dos meses les está dando la batalla en el terreno que ellos la plantean, en el de la comunicación, y con buenos resultados. Ese no es el estilo que yo he aprendido, porque soy un político de los de antes, pero ese es mi problema. Creo que está acertando al ir a los sitios en los que está la gente y está explotando muy bien sus habilidades.

--¿Qué le dijo cuando lo vio la semana pasada?

--Solo me dio las gracias por no querer plantear batalla política. Tuvo la generosidad de no forzarme a nada. Porque habrían aprobado lo de conseguir el 51% de los avales y yo podía haber seguido, no se habría generado bronca y aquí todos contentos. En ningún momento ejercieron ninguna presión para que hiciera lo que considerara que era mejor, para mí y para el partido.

--Y en el ámbito autonómico, ¿cómo ve a Lambán y que parte ha jugado en este proceso?

--Con absoluta normalidad. Comemos y charlamos cada mes. Pero el tema va a estar en qué tándem electoral planteamos. Él dice que se mantendrá neutral y supongo que lo hará pero va a marcar mucho lo que suceda en esta etapa tan confusa. Él tiene discurso y puede ser presidente de la DGA. Ha tenido que hacer tantos o más sacrificios que los que yo he hecho en el ayuntamiento. Tiene capacidad para relacionarse con la izquierda con facilidad y puede contruir una mayoría frente al PP, que bajará drásticamente. Hoy estamos peor en todo que antes, salvo en la prima de riesgo, y después de unos sacrificios que, además de injustos han resultado inútiles. La derecha lo tiene mal y en la izquierda somos muchos, pero lo importante es entenderse porque la mayoría social es de izquierda, o centro izquierda.

--¿Por dónde viene la recuperación del crédito del político y de la política?

--Los mecanismos de primarias son buenos, aunque sean imperfectos, pero es mejor que las haya. Además deben eliminarse los avales o reducirlos a una cifra mínima. Son mejoras que deben hacerse. Lo segundo es la transparencia. La gente tiene derecho a saberlo todo de las instituciones. Y modificarse los mecanismos de participación ciudadana, una nueva forma que no excluya los actuales, como el Consejo de la Ciudad, pero sí que incluya a otros colectivos que son de interés, de mucha naturaleza y que deben estar para que no estén siempre los de siempre. Esa baza la ha sabido jugar Podemos y todos deberíamos aprender de eso. Otras medidas son puro populismo.

--Pedro Sánchez también habla de una reforma de los métodos de elección y control de los órganos constitucionales. ¿Es partidario también?

--El Consejo General del Poder Judicial ha funcionado bien en función de las personas que hemos designado para serlo, no tanto por el método de selección sino por la calidad de esos miembros. La Constitución dice "juristas de reconocido prestigio". ¿Se cumple ese requisito? Muchas veces no, y el que no lo tiene, no tiene nada que perder. Y el que no tiene nada que perder es más fácil que sea manipulado que el que se juega su prestigio. Hay que volver a seleccionar solo a los mejores. Dicho esto, creo que debería ser una misión del Senado, en la cámara de los territorios, donde deben converger todas las comunidades.

--¿Qué reforma hace falta? ¿De la Constitución?

--Por descontado, y en muchos puntos. En la Administración local, en Justicia, en el Senado... hasta en libertad de expresión. Me gustaría que se volviera al estadio en el que no lo protege todo, sino solo lo que protege la Constitución. Que la opinión pública sea libre y superproteger a los medios y programas que sean informativos. Equiparar con ellos a aquellos que hacen espectáculo no es lo que dice la Constitución, pero ha habido una jurisprudencia cada vez más laxa que ha permitido equiparar todo. Claro que tienen derechos, pero la primacía solo los demás derechos solo la puede tener la libertad de información y con contenido material tendente a la réplica en la opinión pública libre. Eso también debería consticionalizarse. Cuando deje de ser alcalde me dedicaré a eso a fondo. Hay que inducir cambios radicales y, si no se entiende, es que nos podemos ir todos los partidos tradicionales, los sindicatos y estas instituciones que Podemos llama del régimen. Pueden tener problemas graves de supervivencia. Hay mucha gente que empieza a pensar que es necesario.

--¿Harían falta cambios en el ámbito electoral?

--En elecciones municipales creo que ahora, a nueve meses vista, no toca. Pero en la siguiente legislatura deberían apostar por el modelo de la segunda vuelta. Eso no implica, como dicen los minoritarios, que tengas que prescindir de ellos o se haga solo lo que digan los partidos grandes. Luego tienes que llegar a acuerdos políticos con esas formaciones que están más próximas a ti y con esos acuerdos se fija el programa o la participación en el Gobierno. A una sola vuelta sería inconstitucional sin más. Hay muchos sitios de España en los que un solo concejal es capaz de modificar un presupuesto en base a coacciones. Si tuviera mayoría absoluta, el modelo de la segunda vuelta me parecería bien. Y a mi partido también le pareció durante muchos años, aunque en el último programa desapareció.

--¿Qué hará Belloch a partir del 26 de mayo del 2015?

--Ya tengo muy claro que lo que me gusta es escribir y a eso sí que me voy a dedicar. Si continúo o no en la actividad política todavía no lo he pensado. Lo cierto es que el único cargo que hoy aceptaría es el de embajador de España en la Santa Sede. Y eso no es muy político. Tengo años incluso para cambiar de actividad. Hay que hacer cosas y espero que no sea en la política, pero como no lo sé prefiero no contestar.

--¿Le sorprendería no estar en las próximas listas para el Senado?

--Hoy por hoy solo siento alivio. dentro de nueve meses, Dios dirá.