A José Luis y María Jesús, un matrimonio de Zaragoza que desde hace años pasa los veranos en Cambrils, el tiroteo les pilló durmiendo. Cualquier otro día hubieran estado en el paseo Marítimo, pero en la noche del jueves se habían ido pronto a la cama para salir a navegar la mañana siguiente. El estruendo les despertó, porque los hechos ocurrieron en la puerta de su casa. Al principio, ni siquiera supieron identificar a qué se debía.

«Pensamos que sería una traca, de los fuegos artificiales y hasta lo comentamos y nos extrañó la hora», recuerda José Luis. «Y es que ni te pasa por la cabeza algo así, algo tan terrible como lo que hicieron y lo que querían hacer».

El paso del tiempo y un whattsapp enviado por su hija, que estaba preocupada por lo sucedido, les hizo enterarse de la noticia. Ayer, las caras de los veraneantes no eran las mismas.

«Está todo el mundo conmocionado», explica él. «En esta semana es cuando más se llena Cambrils y las terrazas del paseo Marítimo están llenas a esas horas, de gente mayor y de niños, así que no quiero imaginar lo que hubiera pasado si la furgoneta llega a entrar en la zona peatonal, un poco más allá... Se podía haber llevado a familias enteras». Ahora, tras lo sucedido, empiezan a hilvanar recuerdos.

«A las nueve de la noche, horas antes del tiroteo, bajé y vi seis patrullas de los Mossos... Y claro, me extrañó, pero no pensé que iba a pasar algo aquí». Como mucha gente, lo vincularon con lo sucedido en Barcelona.

Horas después y como el resto, lo ocurrido en el paseo Marítimo se había convertido en el único tema de conversación en la calle. «Está todo el mundo sin despegarse del teléfono, dando noticias a la familia, porque este es un sitio tranquilo, un lugar familiar, donde solo podían hacer mucho daño». El estupor dio paso a la preocupación por los amigos, por la familia, por los vecinos, por esa gente que forma parte del mundo de cada uno. El propio José Luis aprovechó su paseo matutino para ir a ver «a los de la tienda de abajo». «En realidad, casi no he podido ni salir de casa, porque en la calle en la que vivimos es donde cayó abatido uno de los terroristas», explicaba José Luis.

Allí mismo, sus recuerdos se sumaban a reflexiones sobre la tragedia. «No entiendo nada de esto».