Cuando a las siete de la mañana un coche se empotraba en la sede del PP, Isabel, la quiosquera de enfrente, pensó que era "un despistado, alguien que estaba bebido", mientras que dentro del edificio, Inés, que limpiaba en la primera planta, se sobresaltaba con el estruendo. Arrancaba una mañana de desconcierto y cordones policiales, que han sido levantados siete horas después, tras la visita a Génova de Rajoy, Cospedal y Floriano, para comprobar personalmente los desperfectos.

"Pensé que era un despistado, alguien que estaba bebido, porque por aquí hay muchos after y van golositos", dijo a Efe la quiosquera, que despedía en la calle a una clienta cuando presenció el "acelerón" de un coche oscuro.

"Se metió hasta dentro y el cierre cayó", aseguró esta mujer, que no tuvo tiempo de cerrar su negocio cuando la policía "inmediatamente" la desalojó hasta un bar cercano. Al mismo tiempo, dentro de la sede del PP, media docena de trabajadores eran evacuados, entre ellos Inés, que avisó por teléfono a la secretaria de Esperanza Aguirre, tras cambiar impresiones con otra limpiadora que vio lo ocurrido desde la calle y a la que, el coche casi atropella.