El outlet de Pikolín es el único gran proyecto de inversión comercial previsto en Aragón hasta el año 2021. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) deja en el limbo jurídico este proyecto cuando ya estaba en avanzado estado de construcción, por tanto la duda es: cuáles serán las consecuencias y qué se puede hacer.

El promotor y el Ayuntamiento de Zaragoza tienen ante si un frente legal y también de responsabilidad económica que tiene su marco en los tribunales, pero no es esa la única acción posible, ¿quién gana y quién pierde con esta sentencia?

Las asociaciones vecinales y de comerciantes que interpusieron el recurso no ganan propiamente salvo tiempo, una moratoria ante la posibilidad a corto de esa competencia comercial en la periferia, pero sin acciones concretas, acciones positivas con presupuesto y gestión el problema del comercio de los barrios no se soluciona, el tiempo ganado solo será productivo si hay un desarrollo posterior, no jurídico, sino político-empresarial, de apoyo concreto a los barrios de la ciudad consolidada, creando nuevas centralidades y sacando de la marginalidad a mercados y tiendas de barrio.

Las asociaciones de empresarios de la comunidad autónoma lamentaban ayer la pérdida de oportunidades para la inversión y la creación de nuevas empresas.

Tras el mes de mayo los actores, todos ellos, deberán hacer una revisión integral de la cuestión. El proyecto ha de cambiarse, eso es inevitable, éstos podrían ser los pasos:

A corto plazo:

1º, Armado legal de las consecuencias jurídico-económicas de la sentencia, ya que la inversión está avanzada.

2º, Rediseño de planes para hacer proyectos autónomos, que sí sean compatibles con la actual normativa y que den salida a los compromisos e inversiones más maduras y en fase más avanzada.

A medio plazo:

3º, Propuesta marco a la ciudad de una revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), no a la carta, sino para el conjunto de polígonos industriales que se han quedado dentro de la ciudad. El problema se ha visualizado en la reconversión de los polígonos de la carretera de Logroño, pero el problema es más general y afecta a muchos barrios de la ciudad.

4º Rediseño de un proyecto asumible por la ciudad y que cumpla con las nuevas normas que se den para la transformación de éstas áreas antes industriales.

5º La profesionalización de la gestión del proyecto con una empresa, que las hay, dedicadas al diseño y explotación de centros de productos rebajados. Quizás la propiedad llegados a este punto debería dejarlo en manos de especialistas, como ha pasado en tantos proyectos de este tipo por toda España (Madrid, Sevilla...).