Pasadas las «24 horas de celebración» que concedió el secretario general del PSOE Aragón, Javier Lambán, a los suyos, los socialistas comienzan a pensar en cómo mantener o recuperar el mando de las instituciones. La alcaldable Pilar Alegría, una vez han hablado los ciudadanos en las urnas, quiere comenzar a hacerlo ella con prácticamente su única opción para ser alcaldesa: Ciudadanos, con cuyos 6 concejales sumaría los 16 necesarios.

Por ello, Alegría admitía ayer que no se sentará con «apriorismos» y no descarta nada, tampoco un pacto de Gobierno. Lo único por lo que no pasaría sería ceder la alcaldía a la formación naranja, pues con 90.000 votos, se ve la única «legitimada». Y pese al precedente de la triple alianza andaluza de derechas, la candidata socialista considera que el último precedente de las elecciones europeas, con un «cordón sanitario» liberal a la ultraderecha, haría que renovar ese acuerdo fuese «contra natura».

Mientras en el ámbito autonómico, la amplia victoria socialista, con 24 de 67 escaños y un 30% de los votos, no deja ni mucho menos claro el escenario. Al contrario. Una alianza de la derecha les desalojaría, como bien hicieron notar anteayer el PP y su alegría postelectoral. Así que las dos posibles vías de actuación parecen obvias pero no fáciles, por lo que cunde la inquietud.

La opción de continuidad, la de la alianza de izquierdas con Podemos-Equo, CHA e IU, parece inviable con sus 33 escaños frente a los 34 de PP, Cs, Vox y PAR.

Pero esto supone que los aragonesistas, que de momento dejan la pelota a los grandes, lo aceptan. Arturo Aliaga declaró ayer que no se piensa abstener, así que hacia algún lado escorará. Pero si es notorio su antagonismo con la izquierda de Podemos y CHA, tampoco es que tenga nada en común con Vox. No solo por su declarado centrismo, sino porque los ultraderechistas tienen la firme intención de abolir las autonomías, la razón de ser del PAR.

Por ahí al menos tiene la intención de atacar el PSOE. Ya lo hizo Lambán en la celebración electoral, subrayando esta incompatibilidad. Y ayer, el secretario de organización de los socialistas, Darío Villagrasa, incidía en ello hablando con este diario de la ambigüedad del PAR. Para Villagrasa, cuestiones como la defensa de la autonomía, el autogobierno, o el trasvase, hacen inconcebible que la formación de Aliaga, «que siempre se ha caracterizado por su defensa de Aragón», entre en tratos con Vox.

Si el PAR lo viese así y fuese cuanto menos neutral, los bloques estarían 33 a 31 escaños, a favor de la izquierda. Pero es un escenario complejo. Unas matemáticas más sencillas serían con Ciudadanos, unión de la que Podemos, CHA e IU abominaban preventivamente. La formación naranja sería la opción más viable si, como parece, optan por levantar el veto a los socialistas a nivel autonómico y municipal. Pero suena extraño que el liberalismo vire a la izquierda.