Figueruelas recibió ayer el plan de los 100 días con cierto alivio y algunas dudas. El presidente de PSA, Carlos Tavares, y el consejero delegado de Opel, Michael Lohscheller, no detallaron qué actuaciones se aplicarán en cada una de las plantas de la marca alemana, pero de sus explicaciones se puede deducir que la factoría aragonesa tendrá un papel relevante en el segundo grupo automovilístico de Europa. Otra cosa es la factura que tendrá que pagar para engancharse a la carrera por la rentabilidad.

El nuevo Corsa, que se fabricará en Zaragoza a partir del 2020, tendrá su versión electrificada, lo que presumiblemente se traduce en nuevas inversiones en la factoría aragonesa, que en el plazo de dos años contará con tres modelos con arquitectura PSA (Crossland X, Aircross y Corsa). Y esa es otra buena noticia. PSA demuestra que aunque a Zaragoza todavía le quedan deberes por hacer, la planta de Opel España es un alumno aventajado respecto al resto de factorías hermanas en el viejo continente.

SIN CIERRES NI DESPIDOS

La batería de medidas que engloba el plan estratégico para la marca, denominado PACE!, no contempla cierres ni despidos --siempre que se cumplan los objetivos de rentabilidad y eficiencia-- aunque sí abre la puerta a bajas voluntarias y jubilaciones anticipadas. Lohscheller indicó que la «necesaria reducción de costes laborales» para ejecutar el plan se llevará a cabo con medidas «prudentes» como «conceptos innovadores de tiempos de trabajo, programas voluntarios o esquemas de jubilación anticipada». Eso sí, a renglón seguido Tavares, que calificó la situación de Opel de «dramática», tras sumar más de 16.000 millones de pérdidas desde 1999, advirtió que las medidas «van a ser duras y no van a gustar a todos». Por ello, apostó por el «rigor, la profesionalidad y la disciplina para implementar el plan».

La aplicación de estas medidas en la factoría de Figueruelas se concretarán en la negociación del convenio colectivo y en la compleja tarea que tiene ahora por delante la dirección de Opel España, ya que PSA quiere reducir 700 euros de costes por cada coche de Opel, disminuir un 10% los gastos en marketing y ajustar los costes salariales ahorrando 1.200 millones en el conjunto de fábricas de Opel. Además, los gastos administrativos pasarán de un 5,6% a un 4,7% de la facturación. Mientras, la investigación y desarrollo y la inversión en bienes de capital se optimizará hasta un ratio de entre el 7 o el 8%.

Pero ni Tavares ni Lohscheller especificaron el futuro de los modelos y los planes para cada planta, porque «se comunicarán en las próximas semanas». No obstante, el presidente de PSA advirtió que el plan se aplicará de forma inminente. «No hay tiempo que perder, hay que implementar el plan a la mayor velocidad posible, tenemos una significativa oportunidad para salvar esta compañía y garantizar una solución a los empleados», dijo.

«ELÉCTRICO, GLOBAL Y RENTABLE»

El plan de Tavares va mucho más allá. PSA tiene como gran eje convertirse en un grupo «eléctrico, global y rentable». Para ello Opel quiere posicionarse como «líder» de reducción de emisiones de CO2 en Europa, según Lohscheller, ya que en el 2024 todas las líneas de automóviles dispondrán de propulsión eléctrica.

Para alcanzar la rentabilidad prevista del 2% en el 2020 y del 6% en el 2026, la marca alemana pasará de usar nueve plataformas distintas a sólo dos (CMP y EMP2). Esta última será para vehículos todoterreno ligeros y se instalará en el 2019 en la factoría de Eisenach (Alemania). La plataforma EMP2 para vehículos grandes del segmento D se situará en la sede central alemana de Opel en Russelsheim, que también acogerá el desarrollo y la innovación del grupo.