Poca imaginación tienen nuestros políticos municipales cuando la única solución que encuentran para paliar el déficit es subir los impuestos. El ciudadano debe pagar a cambio de unos servicios, pero en el caso de Zaragoza éstos no se reciben. Si además le añadimos el estancamiento de la inversión no se entiende que se haya llegado a este agujero. Alguien tiene la culpa y es hora de que se le ponga nombre y apellidos.

*Periodista