Los planes que se han superpuesto en los últimos años para llevar la banda ancha a todo Aragón han avanzado con bastante fortuna por todas las comarcas, aunque el sector industrial ha lamentado haber sido relegados al último lugar del despliegue. Este hecho provoca que en la actualidad buena parte de los polígonos de menor tamaño en poblaciones alejadas de Zaragoza no ofrezcan este tipo de tecnología de la comunicación, algo que supone una complicación para un buen número de firmas. «Nos encontramos ante una situación bastante caótica», denuncia el presidente de la Federación de Polígonos Empresariales de Aragón (Fepea), José María Gómez.

Esta situación provoca que la oferta de esos terrenos no sea atractiva para la instalación de nuevas empresas y también que las que ya funcionan en esas zonas con mala conexión tengan problemas graves a la hora de realizar envíos o acceder a determinados servicios en línea. Sin embargo, más allá del suelo dedicado a usos industriales, el Gobierno de Aragón afirma que en estos momentos solo un 1,6% de los aragoneses no cuenta con conexión de banda ancha, algo que cifran en unas 20.000 personas. El problema es que casi todas ellas residen en núcleos dispersos y eso encarece las inversiones necesarias para solventar el problema.

«Los planes públicos no se dotaron con presupuesto para atender las necesidades de los empresarios», precisa Gómez a la hora de reconocer que el periodo electoral también ha complicado cualquier maniobra al respecto. «Lo importante ahora es tener de nuevo un Gobierno de Aragón y que se retome todo lo que estaba haciendo con una dotación clara», afirma. Reconoce que la «predisposición» de la administación ha sido «buena» y confía en poder mejorar la situación general en la comunidad.

La falta de banda ancha es un problema directo en los polígonos industriales que tienen que buscar soluciones propias para evitar perder opciones comerciales, aunque también en las localidades que se han quedado a la sombra. Con el cambio de liderazgo en la Diputación Provincial de Teruel se espera poner fin a un enfrentamiento administrativo que ha dejado a un centenar de municipios sin el acceso al plan TODOS que firmaron con el Gobierno de Aragón las diputaciones de Huesca y Zaragoza. En aquella ocasión optó por asociarse a un plan (el 300x100) amparado por el anterior Ejecutivo estatal del PP que finalmente quedó sin dotación presupuestaria. La comarca de Gúdar-Javalambre es una de las zonas afectadas, algo que tiene afecciones directas tanto en la industria como en el turismo. «Los pueblos de esta provincia estamos muy abandonados, sobre todo porque en estos temas dependemos de las subvenciones que vienen de las administraciones provinciales o autonómica», lamenta el alcalde de Sarrión, Ramón Giles (PAR).

soluciones locales / En este municipio en concreto han optado por una «solución local» que implica a una empresa externa. MiWifi les ofrece servicios de internet de calidad para evitar las malas prestaciones de las compañías de telecomunicaciones habituales. «Estamos en un lugar estratégico, pero los posibles inversores lo primero que nos piden es tener fibra óptica», reconoce el regidor.

Esta reclamación de mejorar las tecnologías de la comunicación se enlaza con un problema enquistado en la zona desde el siglo XIX: el ferrocarril. La comarca está bien comunicada con los principales nodos comerciales gracias a la autovía, pero el retraso en la electrificación de la línea de tren entre el Cantábrico y el Mediterráneo les condena a velocidades inferiores a las de un tractor, según recuerdan los vecinos aludiendo a un popular vídeo de denuncia. «La mejora de este eje es fundamental, estamos todos pendientes de cualquier avance», recuerdan.

En la provincia de Huesca también consideran que el sector industrial ha quedado relegado a la hora de difundir el acceso a un internet de calidad. «Son cosas que prometen en las campañas electorales pero de las que luego se suelen olvidar», afirma el presidente del colectivo de estos recintos económicos en el Altoaragón, Ignacio Almudévar. «En ocasiones la industria no puede trabajar con la rapidez que hace falta», explica.

En este sentido considera que las administraciones deben «ponerse las pilas» tras haber logrado avances muy significativos en casi todos los núcleos de población de la provincia o los centros escolares.