La política de austeridad y el empleo dominaron el debate televisado celebrado anoche entre los cinco candidatos a la presidencia de la Comisión Europea, retransmitido por Eurovisión a toda la Unión Europea (UE).

El debate sirvió a los cinco candidatos para advertir a los líderes de los Veintiocho que deben olvidarse de cualquier tentación de escoger a otra persona para presidir el Ejecutivo comunitario, porque sería un desafío a la democracia y el Parlamento Europeo no ratificaría el nombramiento.

El candidato del Partido Popular Europeo (PPE), el exprimer ministro luxemburgués y ex presidente del Eurogrupo Jean-Claude Juncker, dejó claro desde el principio que era el candidato de la continuidad y de la política de austeridad. Con unas intervenciones apagadas, que pretendían mostrar la serenidad de un estadista, Juncker indicó que la principal razón para votarle es que defendería una Europa de compromisos y consensos, solidaria y sin divisiones.

Su principal contrincante, el candidato del Partido Socialista Europeo (PSE) y actual presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, defendió, por el contrario, un cambio en la política para priorizar una estrategia de inversión, crecimiento y empleo, que podría financiarse mediante una lucha eficaz contra el fraude fiscal. Schulz aseguró que priorizaría en la Comisión Europea el interés del ciudadano de a pie y lucharía por ofrecer una vida mejor a los ciudadanos.

KELLER, DESTACA

La dinámica y joven candidata de los Verdes, la eurodiputada alemana Ska Keller, insistió en que había que colocar la creación de empleo como la prioridad absoluta de la agenda europea, preservar la protección social y anteponer los intereses de los ciudadanos a los grupos de presión económica. Con sus intervenciones vehementes y sus sucesivos pulsos verbales con el candidato liberal, el exprimer ministro belga Guy Verhofstadt, Keller consiguió protagonizar y dominar el debate en múltiples ocasiones.

Verhofstadt se mostró, como es habitual, como un ferviente partidario de una mayor y más intensa integración europea, que, en su opinión, es la receta para lograr casi automáticamente más crecimiento y empleo. Verhofstadt no perdió ocasión para resaltar los fracasos de la actual Comisión Europea, presidida por el conservador José Manuel Durao Barroso, de su estrategia de la política de recortes.

El candidato del Partido de la Izquierda Europea, el diputado griego Alexis Tsipras, defendió un cambio radical en la política europea para expulsar a la troika y su política de recortes draconianos, con una condonación parcial de la deuda pública europea como solución para superar la crisis, como se hizo en Alemania en 1953.

La cuestión del independentismo catalán y escocés también se coló en el debate. Keller fue la única que lo apoyó abiertamente, mientras que los demás candidatos insistieron en que la UE no debía intervenir.