Existen tres perfiles diferentes de conductores que tras cometer un atropello mortal deciden darse a la fuga y, por tanto, no solo cometer un delito de homicidio imprudente, sino también otro de omisión del deber de socorro cuando se comprueba que la víctima no ha muerto en el acto.

El psiquiatra forense José Carlos Fuertes Rocañín destaca que la mayoría de los casos responde a una persona que «busca ocultar que ha consumido alcohol o drogas». «Existe un sentimiento humano lógico en estas circunstancias que es el miedo a enfrentarte a un reproche penal que en estos casos está asegurado y, por tanto, estas personas deciden continuar su marcha», apunta.

Muy ligado a este sentimiento están, según este especialista, las personas que «no presentan ningún trastorno, ni han consumido ningún tipo de sustancia pero su mecanismo de defensa es el de salir corriendo del lugar, tal y como hacen en otras situación complicadas de su día a día».

El último perfil, el que menos se observa en la estadística, es el de un conductor con rasgos psicóticos. «Son personas frías, que desperecian al ser humano y que, por tanto, al no sentir remorcimientos deciden escapar de la acción judicial», apostilla.

Este psiquiatra forense destaca que este tipo de conducta suele darse con más frecuencia en personas con una capacidad de autocontrol «muy baja». «Son individuos muy vulnerables al estrés, por lo que no toleran que algo se les vaya de las manos», afirma, mientras asevera que el consumo de determinadas sustancias estupefacientes conlleva una respuesta de estas características. Especialmente en los casos de cocaína o anfetamina, frente a las personas que consumen marihuana «cuyas respuestas se bloquean».

Antidepresivos

No obstante, Fuertes Rocañín alerta de otro perfil de consumidor que no tiene nada que ver con el alcohol y las drogas. sino con los enfermos a los que los médicos prescriben psicofármacos. A estas personas siempre se les advierte de que no pueden consumir «ni una caña, pero cuando lo hacen el cócktail es explosivo». «Las personas que se ven implicadas en un accidente de estas características y que toman este tipo de medicación responden de forma evasiva porque al problema generado se añade un aspecto íntimo, su círculo cercano descubre que es un enfermo mental, algo denostado socialmente».