Pablo Casado preferiría que Pedro Sánchez apostara por el supermayo e hiciera coincidir las generales con las municipales, autonómicas y europeas, pero no le importa tener que afrontarlas en abril. Y elegiría esa fecha por estrategia, para que fuera un voto de censura general al PSOE en todas las instituciones y también, afirma, para evitar el «despilfarro» de «200 millones» a los españoles que supone, según sus cálculos, separar las dos convocatorias.

A pesar de que la evolución del PP en algunas encuestas es negativa frente a sus competidores más directos de Ciudadanos y Vox, la preocupación es limitada ya que es con ellos con los que se ve en la Moncloa. Casado aseguró ayer, tras la caída de los Presupuestos, que él ofrecerá a los electores un «frente común» con Albert Rivera y Santiago Abascal para hacer frenar al independentismo y al populismo.

El líder de los conservadores aspira a poder reeditar esa suma a tres de la Junta de Andalucía en otras comunidades autónomas y también en el Ejecutivo central.

En este contexto, apuntó que espera que los votantes den valor a que su partido «sabe tejer alianzas a derechas e izquierdas» y no «divide a los españoles».

«Quiero enviar un mensaje optimista. El PP está preparado para volver al Gobierno de España», exclamó el dirigente conservador antes de anunciar que lo primero que hará es «aplicar la Constitución» en Cataluña. Según fuentes de su equipo, tiene «muy claro qué 155 quiere». Y no le preocupa que el PP pueda perder la mayoría absoluta que en estos momentos tiene en el Senado, la Cámara que debe aprobar las medidas que se incluirían en esa nueva intervención de la Generalitat. Casado confía, añaden esas fuentes, en que «Ciudadanos entre con muchos senadores» y que el «PSOE que quede tras la derrota de Sánchez» también le acompañe en su modelo de 155.