El sector turístico aragonés ha vivido un periodo de pujanza en los últimos años, pero la calidad del empleo sigue siendo una de sus asignaturas pendientes. Así lo aseguró ayer Comisiones Obreras (CCOO) con motivo de la presentación de un informe que ha elaborado sobre este motor económico. El sindicato denunció que se han incrementado la temporalidad y la brecha entre hombres y mujeres, sobre todo en la contratación parcial, así como los abusos en la prolongación de la jornada laboral. El epicentro de este último problema, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), afecta a la hostelería, que registra anualmente 375.000 horas extra no pagadas, lo que representan 6,1 millones de euros sin abonar a los trabajadores y no cotizados a la Seguridad Social.

La obligación del registro horario, que entró en vigor hace algo más de dos meses, permite poner coto a esta situación. En este sentido, CCOO está llevando a cabo una campaña de control sobre el cumplimiento de esta norma y ha presentado varias denuncias ante la Inspección de Trabajo por las infracciones detectadas.

Las malas condiciones laborales de este sector hacen que tenga «un elevado índice de rotación de personal», según CCOO, lo que genera un «empleo precario» al que acuden mayoritariamente trabajadores de forma transitoria y a veces con escasa formación. Estos conciben el turismo solo «como un puente hacia el trabajo» en otros sectores y muestran «cierto grado de insatisfacción» en el desempeño de su labor profesional. «Para muchos jóvenes es su primer empleo y no miran las condiciones laborales», explicó la secretaria general de la federación de servicios de CCOO Aragón, Marta Laiglesia, quien hizo un llamamiento para que los trabajadores «se conciencien y reivindiquen mejoras».

RECORTES EN HOTELES

A pesar de la ralentización del turismo en los primeros meses del 2019, el sector ha experimentado una etapa de crecimiento en los últimos años y supone el 8% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad, con una facturación de 2.900 millones de euros. Se trata de una actividad intensiva en mano de obra que genera el 10% del empleo aragonés. Al cierre del 2018, ocupaba a 61.093 personas, de las que el 78% (47.789) eran trabajadores por cuenta ajena y el 21% (13.304), autónomos. Este tejido empresarial está formado principalmente por pequeñas empresas y engloba negocios muy heterogéneos como alojamiento, restauración, agencias de viaje o transporte. La hostelería es la principal actividad, con 29.306 trabajadores, un 3% más que en el 2017.

En el caso de los alojamientos, llama la atención la fuerte caída del empleo en los hoteles -un 27,4% menos desde el 2008, hasta 3.520 trabajadores-. A pesar de los excelentes resultados turísticos durante los últimos tres años, en los que se han recuperado los niveles de viajeros y pernoctaciones previos a la crisis, la tendencia se ha mantenido con un recorte de personal del 2,5%. Sin embargo, el empuje de los campings, el número de trabajadores de los mismos, el turismo rural o los apartamentos turísticos ha crecido un 7% -2.255 personas- desde el 2015 al igual que lo ha hecho su actividad.

Entre 2012 y 2018, los salarios en el sector hostelero de Aragón aumentaron gracias a los Acuerdos para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) suscritos entre los agentes sociales. La subida en ese periodo rondó el 7%. En este sentido, CCOO lamentó la situación del subsector de comida rápida, donde la mayoría de las empresas tienen convenios colectivos propios «siempre con peores condiciones» que los provinciales o estatales. Esto sumado a que algunas firmas no están aplicando la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de 14.000 euros al año, por una «interpretación torticera» de esta obligación. La proliferación de falsos autónomos es, según el sindicato, otro de los males del sector.