Los propios médicos de familia reconocen que el número de profesionales que aporta la comunidad puede no ser suficiente para hacer frente al déficit previsto para los próximos años. Por eso, abogan por introducir varias modificaciones en el sistema.

El presidente del sindicato de médicos de Atención Primaria, Leandro Catalán, cree, además, que la posibilidad de aplazar la jubilación otorgada ahora por la Administración llega con un notable retraso. «En el plan de recursos humanos aprobado en febrero de este año se estimaba que en el plazo de 5 años a contar desde el 2015, se jubilaba un 30% de la plantilla, pero el Gobierno no modificó la posibilidad de prolongación en el servicio activo de los médicos de familia hasta el pasado mes de junio», lamenta.

En su opinión, si esta vía se hubiera abierto antes, «muchos profesionales jubilados en estos últimos cuatro años, desde 2013, podrían haber continuado prestando servicios si lo hubieran permitido tanto la actual Administración como la anterior».

Por eso, Catalán entiende que «no se ha tenido en cuenta una adecuada planificación de recursos humanos en Atención Primaria y las necesidades presentes y futuras» y subraya que la falta de médicos en formación que optan por la medicina de familia es «insuficiente y no logra compensar las jubilaciones del sector».

Al regreso a sus países de origen de muchos residentes, el presidente de Fasamet suma «las dificultades de cobertura de puestos en centros de salud de difícil cobertura», lo que, en su opinión, podría corregirse «mediante la estabilización del empleo a través de unas ofertas públicas en las que no hubiera plazas desiertas, como ha ocurrido en dos recientes».

Para Catalán, la opción pasa por «tratar de cumplir lo acordado en plan por el empleo en Aragon del 2014 mediante convocatoria de traslado y OPE en años alternativamente» porque eso «podría garantizar la cobertura de todas las plazas».

La problemática preocupa «relativamente» al colegio de médicos de Zaragoza. Su presidenta, Concha Ferrer, aboga por ofrecer «unas expectativas de trabajo y promoción de empleo favorables y puestos de trabajo atractivo para los profesionales». Eso supondrá, según ella, la inexistencia de problemas «para cubrir las plazas».

En todo caso, Ferrer invita a ser «creativos» en cuanto a expectativas laborales y a «hablar con los médicos que se están formando y explicarles que estos puestos de trabajo servirán para promocionar y puntuar de manera especial, y que los jóvenes se inclinen a ocuparlos aunque el plazo de permanencia en muchos casos sea de tiempos cortos». Precisamente cree que estos periodos breves «tendrán que legislarse para que no exista excesiva movilidad y propiciar el traslado una vez cumplido un tiempo».