El rechazo de los gobiernos valenciano y murciano a la derogación del trasvase cobró ayer tintes de tragedia nacional. El presidente valenciano, Francisco Camps (PP), calificó la medida de "agresión a los intereses de la Comunidad Valenciana" y "juicio sumarísimo de una ley que costó mucho trabajo". Camps anunció que el lunes presentará un recurso de inconstitucionalidad al entender que "atenta contra el principio de solidaridad entre territorios". Su homólogo de Murcia, Ramón Luis Valcárcel (PP), anunció medidas similares.

En la misma línea, el conseller valenciano de Obras Públicas, José Ramón García Antón, se lamentó de que "hoy ayer para el lector sea fiesta nacional Aragón". Mientras, el secretario de Turismo, Matías Pérez, denunció que "un turista en Valencia tendrá que pagar 10 veces más por el agua que en Catalunya". La portavoz del PP en el Congreso para el PHN y exconsellera de Agricultura, Maria Angels Ramon-Llin, insistió en que la decisión del Ejecutivo supone una tragedia para la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería.

Asalto a la sede de la CHS

Empresarios y agricultores cercanos al PP se sumaron al coro de lamentos políticos. En tono apocalíptico, el líder de los payeses en Alicante, Eladio Aniorte, vaticinó "la muerte de de la agricultura" en la provincia. A su juicio, "el precio del agua anunciado por la ministra Narbona no se corresponde con el coste real de la desalación".

Con el ánimo por los suelos, unas 2.000 personas se concentraron en el centro de Murcia para corear todo tipo de frases. Por ejemplo: "Agua del salero para Zapatero", "no queremos el agua salada de Esquerra Republicana" y "agua del mar para Maragall". Algunos insistieron en que la movilización debería llegar a las calles de Madrid. Más tarde, unos 30 asistentes se dirigieron a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y causaron daños en sus puertas. Desde el balcón del ayuntamiento de Murcia el presidente de la patronal, Miguel Del Toro, calificó la derogación como "la mayor injusticia de la historia". Por su parte, el alcalde de Murcia, Miguel Angel Cámara, auguró que la "batalla" del agua será "larga e intensa".