El Ebro ha mostrado su peor cara anegando miles de hectáreas de campo de cultivo en Aragón y amenazando a varios núcleos urbanos con inundarlos. La Ribera Baja todavía está recuperándose del susto después de que ayer los vecinos de Quinto amanecieran con la noticia de que tampoco había resistido la segunda mota de protección que, además de inundar alrededor de 3.500 hectáreas, ponía en peligro las casas más cercanas al río. Después de horas de trabajo construyendo una defensa alternativa, la evacuación se descartó. También en Pina la Unidad Militar de Emergencia (UME) y los Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza estuvieron reforzando la defensa para evitar que el río alcanzara las primeras viviendas.

El episodio de la crecida ya ha abandonado Aragón y ahora es cuestión de días que el caudal vaya recuperando los niveles habituales, algo que costará al tratarse de una avenida en meseta que ha mantenido niveles altos durante varias horas, a los que hay que sumar las lluvias. Desde el Gobierno de Aragón decidirán hoy si se rebaja el nivel 2 de emergencia, en previsión de que el río pueda descender unos 70 centímetros en la Ribera Baja.

LAS MOTAS

La duración de la punta ha provocado que las motas se hayan debilitado, por lo que se mantiene el riesgo de que se rompan en alguno de sus puntos, como ha sucedido durante los últimos días. Es lo que pasó durante la madrugada del domingo al lunes, cuando sobre las 04.00 horas una de las defensas que protege los campos de Quinto se rompió, amenazando el casco urbano.

Así se expresaba este lunes el alcalde de El alcalde de Quinto, Jesús Morales, en el programa Amigas y conocidas de RTVE:

Amigas y conocidas - 16/04/18 Amigas y conocidas - 16/04/18

Según explicó Miguel Ferrer, uno de los agricultores afectados, el sábado quebró la defensa principal -ubicada a unos 5 kilómetros del municipio- y anegó la zona conocida como la huerta alta. En este caso, la inundación de los campos se produjo de forma lenta, sin generar daños en las infraestructuras. En cambio, la segunda defensa en reventar, -a unos 2 kilómetros-, fue más agresiva ya que el agua entró con mayor velocidad destrozando las infraestructuras de riego y los campos.

Ferrer explicó que esta segunda defensa se levantó para evitar que el agua que llega desde Pina, y que no forma parte del caudal, inunde las zonas de cultivo, como así sucedió.

Para evitar que el Ebro alcanzase las casas más bajas se construyó un barrera preventiva sobre uno de los campos de Antonio Ingalaturre, donde tenía plantadas patatas, cebollas, habas y lechugas. «La cosecha ya la he perdido y todo porque no nos quieren dar ninguna solución y los que tienen poder de decisión se dedican a improvisar», lamentaba mientras veía como las máquinas depositaban la tierra. En ese momento, a las 11.00 horas, el Ebro llevaba a su paso por Quinto 2.204 metros cúbicos por segundo. Tres horas después, el alcalde, Jesús Morales, anunciaba que no había peligro para el municipio.

En Pina pocos eran los vecinos que se resistían a observar cómo la UME y los Bomberos trabajaban sin parar reforzando la mota que protege el municipio. Su alcaldesa, Marisa Fanlo, descartó el posible desalojo, aunque durante todo el día la medida estuvo sobre la mesa. La alerta provocó que el colegio se mantuviera cerrado.

BOMBAS DE ACHIQUE

El parque del municipio lleva varios días desaparecido bajo el agua, que no ha alcanzado las viviendas, aunque el domingo se realizó la evacuación preventiva de 33 personas dependientes. Algún vecino comenzó a sufrir en sus casas las consecuencias del nivel freático, con las primeras filtraciones. Como no es la primera vez, ya se habían puesto manos a la obra con bombas de achique particulares.

Mientras en la Ribera Baja ayer trataban de resistir la avenida, en la Alta comenzaban a recuperar la normalidad, con la apertura de las carreteras que habían sido cerradas y con la retirada de todas las defensas alternativas que tenía sitiadas localidades como Novillas.

Conforme el Ebro vaya despejando los campos, los agricultores podrán valorar los daños reales aunque, muchos ya hablan de «pérdidas totales» de las cosechas de este año.