La manifestación que se celebró ayer en Madrid fue, desde luego, la mayor que se recuerda en la ciudad. Era lógico. Como decían los manifestantes, sin embargo, faltaban 200. En ningún momento fue una manifestación silenciosa. No había nada que callar desde las filas de los ciudadanos que chorreaban agua. Y los gritos anunciaban ya el contenido de la inmediata bronca política que se va a vivir en la ciudad; también en el resto del país.

Había unidad en el dolor. Cierto. Había también unidad en el rechazo al terrorismo. Pues claro. Y había unanimidad en las ausencias: a nadie se le ocurría mostrar ninguna pancarta pidiendo que se negociara.

Había también casi unanimidad en la reivindicación de los valores constitucionales. No se veía a los temidos mensajeros del ojo por ojo. Ni siquiera había muchos manifestantes que pidieran cadena perpetua, como ha sucedido en otras ocasiones. Pero una pregunta flotaba en el aire como si fuera un gigantesco globo. ¿Quién ha sido?

No era una pregunta inocente de quienes fueron allí para apoyar a las víctimas y para mostrar su profunda convicción democrática. Era una pregunta que estaba llena de sentido.

Porque los manifestantes no sabían contra quién lo hacían. Lo hacían de una forma casi abstracta. Desde luego, siempre, contra ETA, porque ETA ha matado en Madrid hasta el 10 de marzo a más de un centenar de personas. Era contra el terror. ¿Pero el de quién?

Al paso de la cabecera de la marcha se produjeron más de una vez algunos silbidos. Eran para el ministro del Interior, Angel Acebes, que desde la tarde del día 11 comenzó a balbucear y no dar. Se trataba más una duda que una conclusión. ¿Nos estaba manipulando el ministro? La cuestión no es baladí. Por descontado que ETA no goza de la menor simpatía en Madrid. La cosa era otra: si ha sido Al Qaeda, los madrileños tienen derecho a saberlo.

Y tienen derecho a volver a gritar, como lo hicieron masivamente hace un año "no a la guerra", además de "no al terrorismo".

Prodi, Fischer y Raffarin vinieron ayer, casi con seguridad, a manifestarse en apoyo de los madrileños. Pero también contra el terrorismo internacional. Quizá los cientos de miles de madrileños que allí estaban, también lo hacían por eso. Pero nadie se lo había dicho.

¿Quién ha sido?