La comunidad educativa ha vivido dos días difíciles. En algunos centros madrileños suspendieron las clases. En todos, como en la mayoría de España, se celebraron concentraciones y minutos de silencio y los profesores intentaron mantener la normalidad con actividades especiales para explicar lo ocurrido, sobre todo a los más pequeños.

"Además de comentar los hechos, los docentes están preparados para trabajar en los valores de la paz, la tolerancia, la democracia y la solidaridad y transmitir un mensaje de serenidad. Es lo que han hecho", comentó un portavoz del Ministerio de Educación. Según este departamento, no existe un protocolo específico para actuar en estos casos, pero hay editado abundante material didáctico de apoyo cuyo uso queda a criterio del propio docente.

La actividad, con los más pequeños formando un gran corro o simplemente con las manos pintadas de blanco, se repitió en patios de colegios de toda España. "Los pequeños preguntaban ´¿quiénes son los malos? ¿Por qué son tan malos los malos? ¿Por qué hacen eso? ¿Llevan pistolas? ¿Podemos dar sangre para los muertos?´", recuerda Emma Megido, profesora del colegio Tecla Sala de L´Hospitalet de Llobregat. "A pesar de su corta edad sabían que había pasado algo grave", agrega.

En el colegio público Rafael Alberti de Móstoles, los 420 pequeños (hasta 3º de ESO, 8 años) recortaron las siluetas de sus manos y las juntaron a modo de palomas. "Ha sido algo inesperado", cuenta el profesor Augusto del Pozo. "También era una situación extraña para nosotros. Tratamos de hacer reflexiones sobre la paz y contestar a sus preguntas".

Del Pozo advirtió de que en todo momento trataron de no cargar las tintas en el plano catastrófico y evitar que vieran escenas de violencia. "A esa edad los niños son muy impresionables. Hay que ser muy cautos. Si se habla de terrorismo, hay que hacerlo sin siglas con una condena general", añade.

En el Instituto de Mirasierra, en la zona norte de Madrid, todos los alumnos realizaron, "nada más tener noticia del atentado", una concentración con un minuto de silencio. Al día siguiente se hizo otra mayor. Se leyeron textos sobre la paz de Martin Luther King y un poeta cubano. Por los altavoces sonó música clásica y la canción Imagine de John Lennon. "A esas edades (12-20 años) ya tienen una opinión formada y es difícil decirles nada nuevo. Algunos se fueron a la manifestaciones", comenta Mariano Martínez, catedrático del centro.

"A las ocho de la mañana dijeron que había habido un atentado con 30 muertos. En las clases estuvimos viendo noticias en televisión y comentándolas. Algunos decían que había sido ETA, que por qué lo hacían, incluso que había que matarlos a todos. El profesor dijo que eso no había que hacerlo porque nos convertiríamos en criminales como ellos y que había que ir a la manifestación para demostrarles que no tenemos miedo", relata Blanca Laguna, de 15 años, alumna del colegio concertado Valdeluz.

"El viernes comentamos los periódicos y debatimos sobre si había sido ETA o Al Qaeda. Algunos gritaban que esto no habría ocurrido si viviera Franco. La profesora de inglés decía que había que esperar a ver las pruebas. Yo defendí que no podían ser españoles porque no pueden matar a tanta gente de su propio país aunque sea para independizarse", agrega Blanca.