Salimos del Gobierno con las manos limpias y dejando las cuentas claras". A las 22.50 de la noche, Mariano Rajoy compareció ante los medios de comunicación en la sede nacional del PP para reconocer su derrota electoral frente a José Luis Rodríguez Zapatero, resultado que achacó a la "conmoción" causada por los atentados del jueves en Madrid, que dejaron 200 muertos y más de 1.400 heridos.

Sin despejar del todo la incógnita sobre su futuro, aunque dejó entrever que de momento seguirá al frente del PP, Rajoy manifestó que las "complejas circunstancias" que atraviesa España exigen la estabilidad institucional y un Gobierno "con capacidad de decisión". Tras hacer referencia a los atentados de Madrid, afirmó que "hoy más que nunca" la prioridad de España debe ser la derrota del terrorismo "desde la unidad y fortaleza" del sistema democrático. "El Partido Popular mostrará toda su disposición", apostilló.

AZNAR LLEGO POR SORPRESA Rajoy se presentó ante los informadores acompañado por el presidente del Gobierno en funciones, José María Aznar, que acudió por sorpresa al edificio de la calle de Génova pasadas las nueve de la noche, cuando la derrota de su partido era irreversible. También lo arroparon en el estrado el vicepresidente primero, Rodrigo Rato; la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón; el jefe de campaña, Gabriel Elorriaga, y la dirigente Ana Mato. La expresión de gravedad del candidato y su comitiva evidenciaba la magnitud de la catástrofe electoral.

Rajoy comenzó su intervención afirmando que había llamado por teléfono a Zapatero para felicitarlo por su victoria. "El candidato socialista --dijo-- ha sabido hacerse acreedor de la confianza de una mayoría de los ciudadanos españoles en unas elecciones inexorablemente marcadas por la conmoción ante las trágicas consecuencias del atroz atentado" de Madrid.

HOMENAJE El candidato destacó que el elevado índice de participación de los electores fue un ejemplo de civismo y homenaje a las víctimas de los atentados. Dijo que el resultado de ayer obliga a los "grandes partidos nacionales" a hacer un "ejercicio de responsabilidad" y garantizó que el PP va a contribuir a ese objetivo "desde su postura de leal oposición, teniendo siempre presente el servicio al interés general de España en el marco de nuestro ordenamiento constitucional".

Rajoy dedicó un encendido elogio a Aznar, cuyo proyecto saltó ayer por los aires. "Como español estoy orgulloso de haber estado a las órdenes de José María Aznar y de haber gozado de su confianza". "Muy orgulloso", apostilló. Los halagos no se detuvieron en ese punto. Dijo que, en los ocho años de mandato de Aznar, ha habido en España prosperidad económica, se han creado 4,5 millones de puestos de trabajo y España se ha acercado a los países más avanzados de la Unión Europea.

MANTENER EL PROYECTO El candidato, que no admitió preguntas, manifestó que desde hoy mismo continuará trabajando "con convicción" para que ese proyecto político siga su curso y pueda recuperar "en el futuro" la confianza de los ciudadanos. "España es una gran nación. Quiero manifestar mi convicción en las posibilidades del país para afrontar los retos, manteniendo la unidad en torno a los valores y principios de la Constitución", proclamó.

Rajoy concluyó su intervención expresando su lealtad al Rey y la Corona, "símbolos de la unidad y de la permanencia de España". Después de la comparecencia ante la prensa, se dirigió a la ventana frontal de la sede del PP para saludar, en compañía de Aznar, a unos 800 seguidores congregados a esa hora frente al edificio y que vieron frustrados sus anhelos de celebrar por tercera vez una victoria electoral.

La tarde de ayer fue tensa en la sede del PP. Nadie quería dar la cara. Antes de la comparecencia de Rajoy, sólo se produjo una intervención, la del jefe de campaña, que hacia las 20.30 horas vaticinó una "noche larga".

En una charla informal con los periodistas, sostuvo que el PP obtendría "al menos" 170 escaños.