El proceso de declive que ahora viven las hospederías aragonesas ya lo experimentaron a finales del 2012 tres paradores nacionales ubicados en Aragón: los situados en Teruel, Alcañiz y Bielsa. Los establecimientos fueron sometidos a cierres temporales, a una reducción de personal o a la disminución de los servicios prestados. En un principio llegó a hablarse de cierre definitivo, pero la movilización de los trabajadores y de las poblaciones donde se hallan los hoteles consiguieron evitar que el plan del Gobierno central siguiera adelante. Estos alojamientos se vieron afectados por la crisis económica, que originó un descenso notable del número de pernoctaciones. Solo el parador situado en Sos del Rey Católico quedó al margen de los recortes gracias a que registra un buen índice de ocupación.