Las dificultades que experimentan los jóvenes en España para emanciparse responden a un «problema endémico» en el país que tiene mucho que ver con el precio de la vivienda y su crecimiento asimétrico respecto a las mejoras laborales. Se trata del punto de vista del sociólogo, profesor de la Universidad de Zaragoza y vicedecano de Estudiantes y Empleo de la facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo, Diego Gastón, quien explica que, afortunadamente, la solidaridad intergeneracional permite solventar un problema de difícil solución.

«Estamos ante un problema endémico: en nada que mejoran las condiciones laborales, se dispara el mercado de la vivienda», destaca. «Han subido los precios bastante más que lo que han mejorado las condiciones de los jóvenes», incide. Una situación en la que, «parecía que subía el alquiler y la venta se estabilizaba, pero ahora sube también esta, pese a que se está vendiendo menos», considera.

La tasa de emancipación del 21,9% en Aragón -y la del 19% de media en España- se encuentra muy lejos de la de otros países de la UE como los escandinavos. Esta circunstancia, además de una cuestión económica, también tiene como condicionante otro factor: una «solidaridad intergeneracional» que, ante una tasa muy baja de emancipación, propicia «que apenas haya tensiones familiares importantes», afirma Gastón. «La convivencia intergeneracional es buena, quizás por necesidad, cuando no te queda otro remedio que convivir», añade.

Al respecto, explica este sociólogo que hay «una adaptación», puesto que la sociedad «es fruto de las circunstancias socioeconómicas y culturales que existen». De esta forma, señala que en España quizás tampoco hay «tanta cultura de emancipación como en otros países y no está tan mal visto, pero eso de nuevo es fruto de otra adaptación; como está generalizado, se ve como algo normal».

En lo relativo a la sobrecualificación de los jóvenes españoles, Gastón considera que no están más cualificados que en el resto de Europa y que lo que no está adaptado es el mercado laboral. «Hay menos trabajo que coincida con esa cualificación. Es una juventud que se ha adaptado a la situación de incertidumbre y precariedad que está compensada con la solidadridad intergeneracional», insiste. Sobre la situación de los jóvenes, espera que su economía mejore conforme pasen los años, «pero no van a estar al nivel de sus padres, con lo cual difícilmente van a poder mantener a sus hijos como lo han hecho con ellos los suyos», estima. «Los jóvenes a los que les ha pillado la crisis llegan en desventaja en ahorros, experiencia, cotización, incorporación al mercado laboral…» enfatiza.

Por ello, ve necesarias «medidas integrales y coordinadas, tanto en el fomento del empleo juvenil como en frenar el precio de los alquileres». Y concluye: «Hace falta oferta pública de vivienda para frenar la subida del mercado libre». M. D. S.