La sentencia del Supremo deja abierta ahora una incógnita sobre si se mantendrá la apuesta por fomentar la convivencia entre peatones y ciclistas en las aceras con un nuevo marco normativo que hasta el futuro Reglamento de Circulación contempla en su articulado. Ahora está en trámite parlamentario pero una de sus novedades, a petición de numerosas ciudades, era que se iba a permitir a las bicicletas circular por aquellas aceras que tuvieran, como mínimo, tres metros de anchura. En este sentido, la ordenanza de Zaragoza es incluso más restrictiva, ya que exige cuatro.