Tradición, historia y monarquía se dieron ayer cita en la sala de la Corona del edificio Pignatelli de Zaragoza, sede principal del Gobierno de Aragón, donde se desarrolló el solemne acto conmemorativo del 800 aniversario de Casa de Ganaderos, la cooperativa del sector ovino que fue fundada en 1218 durante el reinado de Jaime I el Conquistador. El rey Felipe VI presidió la sesión, en la que ensalzó la trayectoria de esta entidad por su «tradición» y «capacidad de adaptación», así como por el «compromiso social y el dinamismo» proyectados en el medio rural. La ceremonia, que puso el broche final a la visita del monarca a la capital aragonesa, contó con la participación de cerca de 400 invitados, entre ellos, socios de la entidad ganadera y numerosas autoridades como la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, el presidente de Aragón, Javier Lambán, la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, o el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve.

«Me uno con alegría a este ligallo -hermosa palabra que se refiere a la reunión anual de ganaderos y pastores- en muestra de reconocimiento y aprecio a esta noble tierra aragonesa que tanto aporta -y ha aportado- con sus valores y el compromiso de sus gentes a la historia de España», destacó el jefe del Estado. Recordó asimismo el peso del medio rural de la comunidad, que supone la décima parte del territorio español «pero alberga solo el 2% de la población». Este hecho, remarcó, «pone de relieve la necesidad de fomentar el desarrollo agrícola y ganadero de esta tierra, así como políticas tendentes a hacer frente a los problemas derivados del desequilibrio territorial y poblacional».

Antes de esta celebración, el Rey inauguró por la mañana la fábrica de Pikolín en Plaza, Después se desplazó al Pignatelli, donde comió con Lambán. El menú: virutas de Jamón de Teruel, alcachofas con salsa de espárragos de la Ribera, solomillo del Pirineo con salsa de trufa de Sarrión y trenza de Huesca. Todo ello regado con vinos de las bodegas Borsao y Enate.

Las referencias históricas sobre Casa de Ganaderos fueron una constante a lo largo de los discursos del acto. Y no es para menos. Se trata de la empresa más antigua de España y la cuarta más longeva de Europa. Este pasado glorioso fue rememorado por Javier Lambán, quien subrayó que esta cooperativa es un ejemplo de «la profundidad de las raíces históricas de nuestra tierra». También glosaron estos ocho siglos de trayectoria el archivero y el presidente de Casa de Ganaderos, Armando Serrano y Antonio Sierra, que atribuyeron su pervivencia a la capacidad «para adaptarse a los nuevos tiempos». Según han ido cambiando los contextos económicos y políticos, ha sido junta local, asociación, sindicato o cooperativa ganadera en la parte más reciente.

Pastos y justicia

Otra de las razones de esta longevidad es, apuntaron, la «perseverancia y tozudez» de los aragoneses. Su «vocación por la justicia, la razón y el derecho» explican igualmente el origen de la institución, que se ocupaba de administrar los pastos y la justicia que atenían a los ganaderos, algo de lo que dan fe las 5.000 sentencias que se atesoran en su archivo.

El recorrido más reciente de Casa de Ganaderos no ha sido fácil, como recordó Antonio Sierra. El 40% de las explotaciones de ovino de Aragón han desaparecido en la última década por falta de relevo generacional y baja rentabilidad. «Ha sido la mayor crisis que ha sufrido el sector en su historia», afirmó. A pesar de ello, aseguró que la cooperativa sale «reforzada y vacunada» de este desplome de la actividad y abogó por afrontar el futuro con el «desarrollo empresarial» de la entidad ganadera, que cuenta hoy con 270 socios, una facturación anual de casi 10 millones de euros y una producción de 120.000 corderos. Este nuevo empuje pasa, agregó, por la «modernización de los procesos productivos y la exportación». En el comercio exterior no parte de cero. Casa de Ganaderos ha logrado entrar con éxito en varios mercados como Emiratos Árabes, Francia, Italia o Hong Kong. La fórmula para estos nuevos desafíos, concluyó, será la misma que en el pasado: «Tozudez, esfuerzo y perseverancia».