El alcalde de Huesca, Luis Felipe (Castejón de Monegros, 1962), es una persona tranquila aunque el pleno de investidura que le hace repetir en el cargo estuviera plagada de sobresaltos. En sus años de ejercicio político, el socialista ha demostrado ser un auténtico superviviente tras varios años a merced de los pacto, el diálogo y algunas carambolas.

Luis Felipe forjó su carácter como político en los movimientos sociales de raíz cristiana, un origen ideológico al que nunca ha renunciado y sobre el que ha construido un discurso en el que el compromiso social es su hoja de ruta a la hora de actuar. Paciente y reservado, en las últimas jornadas, cuando todas las apuestas favorecían de forma mayoritaria al acuerdo suscrito entre PP y Cs y ya casi sin tiempo para una ronda de negociaciones, el edil socialista expresaba su voluntad de no darse por vencido hasta el último momento, según recordó Efe.

Felipe saltó en el 2003 a la política local en Huesca de la mano de Fernando Elboj, alcalde socialista de la ciudad entre 1999 y el 2010, y pronto se convirtió en su principal hombre de confianza tanto en cuestiones municipales como a nivel orgánico en la agrupación local del PSOE.

Su proximidad a Elboj le permitió asumir la alcaldía por espacio de un año, hasta las elecciones locales del 2011, al renunciar este al cargo y optar por centrarse en su labor como senador. Aunque no pudo revalidar el puesto, que quedó en manos de la candidata entonces del PP, Ana Alós, con el apoyo del PAR, Luis Felipe ha fortalecido en estos años su posición a nivel orgánico como secretario general de la agrupación local del PSOE en Huesca y miembro de la ejecutiva provincial del partido.

Un fortalecimiento que le llevó a situarse como candidato indiscutible de su formación a la alcaldía de Huesca en el 2015, que obtuvo con ocho concejales frente a los nueve del PP gracias al apoyo de las nuevas fuerzas de izquierda que irrumpieron entonces en un escenario político cada vez más fragmentado.

En estos años la ciudad ha experimentado su crecimiento y ha permitido mejorar la calidad de vida de sus habitantes. A pesar de las diferencias políticas con sus socios han logrado aprobar los presupuestos con solvencia y repensar el modelo de las fiestas de San Lorenzo. Entre los retos para los próximos años estará el atraer más tejido industrial a sus polígonos.