«Si arreglan el paso en diez días no podemos pedir mucho más». El alcalde de Panticosa, Ricardo Laguna, se mostró ayer resignado con la situación de incomunicación a la que les ha condenado el desprendimiento de una parte de la carretera N-330 en el puerto del Monrepós por las últimas tormentas. «Es un accidente que se puede comprender, otra cosa es que la autovía lleve más de 20 años en obras», lamentó.

Por el momento el Ministerio de Fomento se ha comprometido a dar una solución en menos de diez días con un paso alternativo. En este momento el acceso a la comarca se hace por la carretera A-132. «Como estamos en temporada baja no se van a producir muchas afecciones en el turismo si de verdad se cumplen los plazos», expresó. El alcalde de Sabiñánigo, Jesús Lasierra, destacó que se está «trabajando a toda velocidad» y recordó que no se han producido otros incidentes. Son las gasolineras, restaurantes y tiendas de la carretera los que han mostrado mayor inquietud.

Pasa lo mismo en la otra vertiente del puerto, en Nueno. El alcalde Guillermo Palacín, notó un descenso notable en la circulación por la carretera que pasa frente al pueblo, a unos kilómetros del desprendimiento. «Somos conscientes de que la rotura es grave, habrá que esperar», lamentó.

En su caso reconoció que los negocios de hostelería de la localidad no están orientados a los viajeros de paso, por lo que no hay especial tensión. Eso sí, como el resto de alcaldes, lamentó no recibir noticias directas sobre un asunto que les afecta directamente.

En la carretera que se usa como desvío para el tráfico del Monrepós la situación es la contraria. El volumen de coches y camiones se ha multiplicado. «Nosotros no nos podemos quejar viendo lo que está pasando en el resto de Aragón», destacó la alcaldesa de Murillo, Marta de Santos. Además señaló que se han multiplicado las revisiones desde obras públicas para garantizar la seguridad del paso.