Pikolín vivió ayer un día «extraordinario». Lo dijo su presidente, Alfonso Soláns, poco antes de que el rey Felipe VI descubriera la placa que conmemorará para siempre la jornada de ayer, un día ya «histórico» para el segundo fabricante europeo del sector del descanso. La visita del monarca revolucionó por unas horas la nueva planta de Plaza, la mayor y más moderna fábrica de colchones del Viejo Continente. De hecho, sus niveles de productividad ayer se resintieron, pero la ocasión lo merecía. «Ha sido un día muy especial y emotivo para nosotros», subrayó Soláns.

Con su visita, el Rey respaldó el proyecto industrial del grupo familiar aragonés, que ha invertido más de 50 millones de euros en su factoría de Plaza, en marcha desde enero del 2017. La nueva planta, que cuenta con una superficie cubierta de casi 130.000 metros cuadrados (más de 15 campos de fútbol), sienta las bases para el crecimiento futuro de Pikolín. El grupo, que se fundó en 1948 con seis trabajadores y que este año cumple su 70 aniversario, emplea actualmente a 2.995 personas, 672 de ellas en Plaza. Tras años difíciles por culpa de la crisis, la compañía afronta su futuro cargada de «optimismo» gracias, fundamentalmente, a su apuesta por el exterior. Sin embargo, la empresa no pierde nunca de vista sus orígenes, tal y como destacó ayer Soláns: «Aquí nos quedaremos generando empleo y creando riqueza».

El Rey llegó en AVE a Zaragoza a las 11.45 horas y pocos minutos después ya pisaba las nuevas instalaciones de Plaza junto al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. Allí le esperaban el propio Soláns y otras autoridades locales como el presidente de la DGA, Javier Lambán, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, o el Justicia de Aragón, Ángel Dolado.

Como es habitual en las visitas del Rey, la jornada estaba planificada al milímetro. Nada más llegar, se realizó el tradicional posado para la prensa, donde Soláns bromeó con los colores del logotipo de Pikolín, aludiendo al sentimiento colchonero del monarca. «Eso sí, aquí estamos en terreno zaragocista», bromeó Solans.

Tras la foto, Felipe VI se reunió en privado con el consejo de administración del grupo y firmó en el libro de honor. Poco después comenzó la visita a las instalaciones. La prensa no pudo acompañar a la comitiva durante todo el recorrido, por lo que se establecieron puntos estratégicos para que los medios gráficos tomaran imágenes. El Rey visitó en primer lugar la nueva nave de espumación, en la que se han invertido 18 millones y donde el monarca saludó uno a uno a un nutrido grupo de trabajadores.

Tras visitar la planta de acabado final, que fabrica cada día 4.200 colchones, la comitiva terminó la visita en el show room del edificio de oficinas, donde Soláns dijo unas palabras.

El presidente de Pikolín agradeció la «profesionalidad y el compromiso» de todos los trabajadores, un factor «fundamental» para impulsar el crecimiento de la compañía. Soláns se emocionó al recordar la figura de su padre y fundador del grupo, Alfonso Soláns Serrano, quien «se lanzó a una aventura cuyo horizonte no imaginaba». También garantizó el relevo generacional en la empresa. «En la compañía trabaja ya la tercera generación y la cuarta está en el colegio, pero llegará», dijo Soláns, que recordó que Felipe VI visitó la antigua planta de la carretera Logroño en el año 1998.

El Rey no ofreció un discurso en su visita a Pikolín, pero sí lo hizo por la tarde en la DGA. Allí dio la enhorabuena al grupo por «el gran esfuerzo» realizado. «Estas importantes instalaciones son expresión de una iniciativa líder en el empeño de consolidar la acción empresarial con el objetivo de promover empleo y riqueza», dijo.

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