Pasados nueve días desde que se emitiera la primera señal de alerta en Aragón, la punta de la crecida del Ebro superó ayer el tramo de la comunidad llegando al sistema de Flix-Mequinenza, que desembalsó agua para generar un resguardo que permita entrar los aproximadamente 2.000 metros cúbicos que circulaban ayer entre Gelsa y Mequinenza. De este modo, las alertas se activaron en Cataluña, aunque en esta parte final del río no se esperan grandes afecciones precisamente por el gran embalse que es Mequinenza, que almacenará gran parte de la riada. En cualquier caso, la Confederación Hidrográfica del Ebro no dará por terminado el episodio hasta que no se haya almacenado toda el agua en este pantano, que está desembalsando continuamente y está al 97,5% de su capacidad.

«Lo peor ha pasado ya», indicó el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, tras la reunión que, como todos estos días, ha mantenido el Centro de Coordinación Operativa Integrada, en la sede del 112 del Gobierno de Aragón. Analizando los caudales de ayer --que descendieron notablemente en Zaragoza y otros puntos del tramo medio-- consideró que se puede ser «optimista» aunque sin bajar la guardia. Por eso, disminuyó el nivel de alerta del grado 2 a 1 y poco a poco se irán retirando los efectivos militares de la UME hasta que al final queden únicamente como retenes los recursos propios del Gobierno de Aragón.

AVENIDA EXTRAORDINARIA

Guillén fue prudente a la hora de evaluar los daños causados por una crecida que ha sido extraordinaria de alta frecuencia (habitual en un periodo de diez años). Hasta que no se retire el agua empantanada en los campos, no se podrá hacer una estimación precisa. Aun con todo, calculó que los daños serán un 10% inferiores a los de la avenida del 2015, en la que fueron afectadas alrededor de 20.000 hectáreas. Se estima que si el impacto ha sido menor se debe en parte a determinadas actuaciones emprendidas por la CHE en varios puntos de la ribera, como el retranqueo y consolidación de motas o la construcción de aliviaderos, así como espacios de inundación naturales como los bosques de ribera.

A pesar de que la situación crítica parece estar controlada y haber pasado, ayer se volvió a registrar un leve repunte del río a su paso por Castejón, debido a un nuevo episodio de precipitaciones, aunque no es comparable en magnitud al de la pasada semana y han sido mucho menores en el tiempo.

En este sentido, Guillén invitó a ser prudentes y a analizar el comportamiento del tiempo en los próximos días. En este sentido, el peor escenario posible --que en principio no parece que se vaya a dar-- es que hay un aumento considerable de las temperaturas acompañadas de nuevas precipitaciones intensas. Esto podría provocar un nuevo aumento de caudales y favorecer el deshielo. Sin embargo, no es el escenario más probable.