Vivió la caída del Muro pegada al televisor viendo TVE1 y, mientras dos mundos antagónicos se reencontraban, ella en España volvía a hacer frente a barreras que creía ya superadas: "España llevaba muy pocos años en democracia y me resultó chocante comprobar las ataduras que sufrían las mujeres, el machismo, el miedo a hablar de la gente, la despreocupación por el medio ambiente (ella militaba en el Partido de los Verdes)...

Convencida europeísta y defensora de que su país aporte de los que más a la causa común, resalta los beneficios que para España supuso entrar en la Unión Europea: "Gracias al esfuerzo de los españoles y a las ayudas, el país ha crecido mucho". Y reivindica el esfuerzo germano: "Los alemanes han pagado mucho dinero para ayudar a países como este". No comprende el pasotismo ante una cita electoral como la del próximo mes de mayo: "La gente se enfada cuando el Parlamento Europeo adopta determinadas decisiones, pero a la vez no muestra interés por votar. Tenemos un poder, la gente no es consciente de la importancia que tiene el manifestarse. Opina, si no luego, no te quejes", recalca y aprovecha para dejar en evidencia el paupérrimo nivel de nuestros políticos: "¿Qué dirigente español maneja al menos el inglés? Aquí solo saben decir que el otro miente. En Alemania se sientan, dialogan y llegan a acuerdos. Y los debates en televisión son serios.

Desde su centro de enseñanza de Fernando el Católico 33, constata el creciente interés de los españoles por el idioma germano: "Difundimos la cultura alemana. Conocer idiomas es conocer países y ser europeo también es saber, entre otros, el alemán, porque además ahora mismo abre muchas puertas".

El deseo de compartir no esconde algunas diferencias: "Hay países que falsifican cuentas, que no cumplen, que improvisan. Eso a los alemanes no nos gusta".