Si el Rey hubiese abdicado en un contexto muy distinto al que vive España en la actualidad, probablemente nadie hubiese cuestionado en las filas socialistas la sucesión exprés de Juan Carlos I por Felipe VI, a pesar de que no pocos se confiesan republicanos en esas filas. Sin embargo, el cóctel que forman la desafección política, la exigencia de regeneración institucional y la imparable hemorragia electoral del socialismo hizo emerger ayer algunas voces en el PSOE a favor de que los españoles puedan votar sobre la continuidad de la Monarquía. La dirección, sin embargo, considera que el equilibrio forjado en 1978, por el que los socialistas aceptaban la Corona pese a bases ideológicas republicanas, está blindado, y no toca abrir el melón sobre monarquía o república.

El todavía secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se apresuró a zanjar el debate que algunos barones pusieron sobre la mesa acerca de la conveniencia de someter a votación el modelo de Estado, aprovechando el relevo en su jefatura. El líder socialista dejó claro que el "consenso constitucional" de 1978 sobre la Monarquía es intocable y no se puede romper, pese a las "hondas raíces republicanas" del partido. Pero este principio resulta frágil cuando el cambio de Rey coincide con la reivindicación, encabezada por los socialistas, de una reforma de corte federal de la Carta Magna, que requeriría un referendo.

BALEARES Y VALENCIA A esa circunstancia se agarraron ayer los dirigentes que exigieron someter a votación la Monarquía, desmarcándose de la doctrina marcada por Rubalcaba en plena situación interina del PSOE, a la espera del congreso extraordinario de julio. Dos barones territoriales, la balear Francina Armengol con total claridad y el valenciano Ximo Puig con más matices, enarbolaron la bandera del referendo. Armengol abogó por votar el modelo de Estado antes de emprender la reforma constitucional, para que "el pueblo escoja la forma de gobierno que quiere". Puig fue más cauto y no quiso poner el foco solo en la Monarquía, aunque defendió que los cambios en la Carta Magna aborden "sin miedo todas las cuestiones" que sean necesarias.

La posición oficial choca también con las juventudes del PSOE, cuyo líder, Nino de la Torre, defendió el referendo en la reunión de la ejecutiva del lunes. La portavoz del grupo parlamentario, Soraya Rodríguez, dejó claro que, pese a estas voces, el partido no se plantea la opción de conceder libertad de voto a sus diputados en la votación de la ley de sucesión, la próxima semana. Un parlamentario, el balear Guillem García Gasulla, la solicitó el lunes.

La mecha del referendo prendió primero en el PSC y la encendió su federación más grande, la de Barcelona, que exhibió sin tapujos sus "convicciones republicanas" y defendió que la ciudadanía "tenga la última palabra sobre si el modelo de Estado debe ser una Monarquía parlamentaria o una República federal". Al frente de esta federación está Jaume Collboni, alcaldable de Barcelona.

EURODIPUTADO Y ALCALDES Pero no es el único cargo relevante de los socialistas catalanes que se ha manifestado en este sentido. El eurodiputado electo Javi López, señaló en Twitter que "ahora es el momento" de la República. Una posición compartida por algunos alcaldes, que hablaron de "oportunidad histórica" para "redefinir el modelo de Estado". El diputado socialista Mauricio Lucena, intentó también zanjar el debate con el argumento de que ser "conceptualmente republicano", como él se definió, no es incompatible con avalar a Felipe VI.