La presidenta del Gobierno de Aragón ha decidido darle el impulso necesario a su Ejecutivo consciente de que después de tres años condicionando la gestión a la estabilidad presupuestaria que no se ha conseguido es necesario un radical cambio de rumbo para enderezar el desgaste que está acumulando. Para ello, tras conocer a finales de mes los recortes que le exigirá Hacienda, dará más protagonismo del que ya tienen a aquellos consejeros cuyo perfil político es superior al del resto.

Enemiga de los cambios drásticos y los relevos en sus gobiernos, a Rudi tampoco se le escapa que aquellos consejeros que han tenido un bajo perfil político tanto en su gestión como en sus intervenciones ante el Parlamento han causado parte de la atonía. Por este motivo, en los últimos doce meses de legislatura serán tres los consejeros sobre los que pivotará gran parte de la acción política del Gobierno: el flamante consejero de Hacienda, Javier Campoy, el portavoz y titular de Presidencia de Justicia, Roberto Bermúdez de Castro, y el de Política Territorial e Interior, Antonio Suárez. Todo ello apoyados en las Cortes por el portavoz Antonio Torres, que continuará llevando el peso de los debates parlamentarios como responsable del PP, que apoya al Ejecutivo junto al PAR.

SEGUNDO PLANO

En realidad, hace meses que esto está sucediendo, aunque la coordinación y la responsabilidad que ahora tendrán será aún mayor. En los últimos tiempos se ha podido ver cómo aquellos consejeros que han sido blanco de las mayores críticas han pasado a un discreto segundo plano. Y así va a seguir siendo. Sorpresivamente, el nivel de tensión ha disminuido cuando estos han tenido un papel más discreto. Es el caso del consejero de Obras Públicas --que fue protagonista hasta el ecuador de legislatura por sus agrias polémicas con el Ayuntamiento de Zaragoza y el PSOE y que desde hace meses se dedica únicamente a la gestión--, el de Economía, Francisco Bono; o Dolores Serrat y Ricardo Oliván en Educación y Sanidad, respectivamente. Han disminuido sus declaraciones públicas y sus decisiones controvertidas. En algunas áreas, los niveles intermedios cobrarán más protagonismo dado que Rudi considera que están haciendo un buen trabajo en los departamentos.

Ajeno a Rudi, el consejero de Industria, Arturo Aliaga, también aumentará --ya lo ha hecho-- su presencia pública y mediática, aunque este posicionamiento se debe leer en clave orgánica al ser el delfín de José Ángel Biel para sucederle como presidente del PAR. También la propia Rudi tomará las riendas y sus apariciones públicas serán más constantes.