Han pasado tres meses desde que la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y el consejero de Economía y Empleo, Francisco Bono, se reunieron en el Pignatelli con los agentes sociales de la comunidad para sellar el nuevo acuerdo económico y social y la sensación que transmiten es que hay buen ambiente para llegar al mismo, pero que se trabaja a un ritmo ultracansino. Es evidente que la concertación social es imprescindible para avanzar en Aragón, y todas las partes están por la labor, pero lo que no está tan claro es qué beneficios van a obtener los aragoneses con la firma de este acuerdo y cómo se va a poner fin a la sangría de pérdida de empleos y cierres de empresas que todos anuncian. Y lo más importante, cúando se van a empezar a notar estas medidas.

Porque este Gobierno empieza ya a luchar contra el tiempo. Y más en temas de empleo. Los aragoneses estamos asistiendo en los últimos meses a afirmaciones de nuestros políticos diciendo que son necesarios "sacrificios indispensables" para devolver la pujanza económica a Aragón. O de los empresarios, que dicen que lo que se precisa es un "plan de reformas estructurales que facilite a la iniciativa privada crear empleo". O de los sindicatos, que apuntan que hay que cambiar de rumbo porque solo se incide en los recortes y se debe ir hacia otras medidas. Pero cada mes sube el paro --hoy pueden salir las cifras de diciembre-- y el consumo sigue por los suelos.

El Ejecutivo PP-PAR de Aragón tiene que activarse de una vez por todas. Aprovechando que hoy mismo entran los nuevos consejeros, la presidenta debe empezar a remar en una sola dirección y a buen ritmo. Y con medidas concretas. Por ejemplo, hay que optimizar la gestión de las políticas activas de empleo, debe fomentar los compromisos financieros para evitar más crisis de pymes y debe priorizar políticas industriales y de mejora de servicios públicos. En seis meses, nada ha hecho el Gobierno de Rudi.

Y empresarios y sindicatos deben estar más prestos e insistentes para que todo esto ocurra, aunque solo sea por su interés. El AESPA que ha estado activo hasta el 31 de diciembre no ha sido el centro de la política económica y social de Aragón. Eso es un fallo y salvo un golpe encima de la mesa, nadie denunció nada. Eso si, todos reconocen que, aunque ha servido para hacer cosas, se podían haber hecho más. Es hora de corregir esos errores. Por eso, los agentes sociales deben velar porque el Ejecutivo vaya cumpliendo y con celeridad. Si hay acuerdo, que los ciudadanos noten algo.

Nadie entiende que patronal y sindicatos sean unos cenizos con el futuro y no pongan suficientes vendas para evitar unas heridas tan grandes. A los políticos hay que estar dándoles cuerda permanentemente. Y a Rudi, más.