Siete días ha permanecido José Luis Saz al frente de la consejería de Hacienda desde que se supo que Aragón iba a incumplir el objetivo de déficit. Ayer se vio forzado a presentar su dimisión y la presidenta, Luisa Fernanda Rudi, la aceptó. Le sustituirá el secretario general del PP zaragozano, y diputado, Javier Campoy. Es la segunda crisis de Gobierno en lo que va de legislatura. La jefa del Ejecutivo salva el trance sin autocrítica. "En absoluto hay fracaso. Se ha hecho una buena gestión. Solo ha sido un tropiezo", dijo ayer.

La crisis abierta por el incumplimiento del déficit, uno de los máximos objetivos del Gobierno, se salda con cuatro ceses: el de Saz, el de su directora general de Presupuestos, María Rosa Carnicer, el de la gerente del Salud, María Ángeles Alcutén y el de los sectores sanitarios I y II y del hospital Miguel Servet, José Huelin. La dimisión del consejero de Hacienda fue el corolario a una semana de zozobra en el Ejecutivo autonómico. Rudi cierra la remodelación de su equipo con los daños mínimos, hacia su imagen política, cuyo "rigor sigue en vigor", subrayó durante la rueda de prensa en la que anunció los cambios.

SIN COSTE PERSONAL

Sobre el papel sale indemne del descalabro del déficit porque ella no se ha visto forzada a destituir a nadie. Todo le ha venido dado. Al menos de puertas hacia fuera del Pignatelli. No hay error achacable a su capacidad para confeccionar equipos. Con solo un año por delante para finiquitar la legislatura la presidenta aplica solo chapa y pintura a su Gobierno. La pérdida de confianza de Rudi en Saz hacía inviable su continuidad. Se sintió engañada por el consejero; las alarmas del déficit habían saltado hacía meses y no se tomaron las medidas para contrarrestarlo. Así lo entiende la jefa del Gobierno.

Ahora coloca en Hacienda a Javier Campoy, con un perfil mucho más político, que continuará con la mayoría de los técnicos del departamento, y que será el encargado, nada menos, que de negociar el nuevo modelo de financiación autonómica. Tomará posesión del cargo el próximo lunes. Aseguran desde el entorno de la presidenta que ni siquiera se planteó la posibilidad de introducir más cambios al frente de otros departamentos. Siempre ha optado por la estabilidad y el objetivo era llegar al 2015 con el mismo Ejecutivo. La dimisión --o invitación a que se fuera-- de Saz le obliga a cambiar de planes.

La intención de Rudi era anunciar una crisis en el Ejecutivo el próximo martes, en un Consejo de Gobierno extraordinario. Iban a ser los mismos que se han producido ahora, pero de una tacada, y no en dos hornadas. La filtración el miércoles de los ceses en Sanidad precipitó todo. De ahí que la dimisión de Saz, sentenciado de antemano en el tablero de ajedrez de Rudi, se hiciese pública ayer. La presidenta insistió en que la "cronología ha sido perfecta".

Compareció Rudi para defender la gestión de su Ejecutivo, pese a que el incumplimiento del déficit supone para ella un duro revés. Y para reivindicar el ADN de su ideario: "La consolidación fiscal es una buena medida. La acción de este Gobierno seguirá pivotando en dos vectores, el gasto social y la reactivación de la economía", explicó. No habrá cambio de rumbo en la hoja de ruta de Rudi, que mostró su confianza en que en el 2014 se cumpla con el déficit del 1%. Un objetivo que se alcanzará, en gran parte, gracias a la vigorización de la economía de la comunidad. Al menos eso apuntan las previsiones del Pignatelli.

Mientras llegan tiempos mejores, Rudi insiste una y otra vez en que se está en la senda adecuda. Ayer admitió que el 2013 ha sido el año más duro de la crisis desde que ocupa la Presidencia del Gobierno. Aunque los ingresos solo cayeron en 17 millones de euros respecto al 2012. No habrá subidas de impuestos para tratar de equilibrar las cuentas. Sobre todo porque el problema reside en que los gastos no se han controlado lo suficiente. El departamento de Sanidad es el caso más clamoroso. Pero la jefa del Ejecutivo sigue manteniendo su confianza en su titular, Ricardo Oliván, al que dijo, "no era necesario cesar".

En lo que resta de legislatura, y con las miras puestas en las elecciones del 2015, Rudi prestará especial atención al cumplimiento del objetivo de déficit. Al situar a Campoy en Hacienda se garantiza un interlocutor político válido en un departamento clave. Tendrá que mejorar el control y la coordinación entre todos los engranajes técnicos que lo componen para que no se repitan anomalías.