El carbón ya es historia en Aragón. El grupo Samca comunicó ayer a sus empleados y a los de sus contratas que cesa su actividad y que ya no extraerá más mineral de sus explotaciones de Ariño y Foz-Calanda. La noticia golpeó ayer a los más de 200 trabajadores (entre directos e indirectos) de las minas y echó por tierra las escasas esperanzas de futuro que todavía albergaba la comarca.

Endesa y Samca sellaron el 14 de enero un acuerdo mediante el cual ambas partes rescindieron el contrato para la compra de carbón. La eléctrica cuenta con un excedente «suficiente» hasta que cierre la térmica, en junio del 2020, por lo que Samca no podrá venderle más materia prima, procedente en un 90% de su mina de Ariño. Y eso conlleva, en definitiva, el fin de la minería en Teruel.

El acuerdo recoge que Endesa compensará a Samca con 3,5 millones, ya que el contrato -que expiraba en marzo- contemplaba la venta de 825.000 toneladas de carbón a la eléctrica para su quema en la central de Andorra. Eso sí, esa cantidad deberá revertir en la reindustrialización de la zona y en acciones encaminadas a paliar el mazazo que supone para la actividad económica de la comarca. En este sentido, el grupo pilotado por la familia Luengo anunció ayer más de 50 millones de euros de inversión en proyectos alternativos, lo que supondrá la creación de 100 puestos de trabajo en los próximos años, informó Samca en un comunicado.

Entre las iniciativas que proyecta Samca figura la construcción de un centro de I+D+i y una planta industrial para el uso del carbón en la fabricación de fertilizantes, que «dará comienzo en unas semanas» y se ubicará en el municipio de Ariño. Se estima que la planta podría crear 35 empleos en una primera fase y 85 cuando esté a plena capacidad.

El grupo familiar, que centrará sus esfuerzos a partir de ahora en la rehabilitación y restauración de las minas, también trabaja en impulsar otros proyectos en sectores como los minerales cerámicos. En concreto, planea levantar varias explotaciones que podrían dar empleo a entre 30 y 40 personas. Además, Samca quiere desarrollar un importante proyecto agroalimentario, aunque se desconoce todavía su localización.

El objetivo es que los 200 trabajadores que sufren ahora el cierre de las minas sigan trabajando, bien en labores de rehabilitación y mantenimiento de las explotaciones o en los nuevos proyectos. Eso sí, en estos puestos tendrán preferencia los empleados que residan en la zona.

La empresa, cuyo «primer criterio empresarial es la creación de empleo», según apuntaron fuentes próximas a Samca. ha apurado los plazos con la esperanza de que surgiera alguna solución para dar continuidad a la térmica de Andorra. Esta misma semana se han producido contactos entre el Ministerio de Teresa Ribera y Samca, pero al final la solución no ha llegado.

Ello supondrá que Samca no tendrá que devolver los 7 millones en ayudas recibidas desde el 2011. La Comisión Europea marcó el 31 de diciembre del 2018 como fecha límite para el cierre de explotaciones. Es decir, o se clausuraban las minas o se devolvían las ayudas recibidas desde el 2011.

Mientras, desde Endesa añaden que la actividad de la térmica se mantendrá hasta junio del 2020, tal y como consta en la solicitud de cierre de la eléctrica, que deberá obtener el visto bueno del Ministerio para la Transición Ecológica. La compañía dispone de 800.000 toneladas de carbón almacenadas y necesitará otras 600.000 de importación para hacer frente a la demanda del mercado, apuntaron fuentes de Endesa a este diario.

UN «AUTÉNTICO MAZAZO»

La decisión a la que se ha visto abocada Samca fue recibida ayer como un «auténtico mazazo» y un «verdadero varapalo» en la comarca, que hace apenas cinco días vivía una manifestación histórica en Andorra, en defensa de la que ha sido su modus vivendi en las últimas décadas: la minería.

«No esperábamos que de golpe y porrazo anunciasen esto», señaló el responsable de UGT en la provincia de Teruel, Alejo Galve, que calificó como ayer mismo comunicaron a los empleados de la mina de Ariño y de las contratas que hoy no fueran ya a trabajar porque se pone fin a la actividad. Los sindicatos no descartan celebrar reuniones hoy mismo, aunque «la gente está caliente y estamos todos descolocados», reconoció Alejo Galve.

Uno de los trabajadores de Villajos es Salomón Amador, que con 35 años lleva desde los 19 en la mina de Ariño. Él es uno de los más sorprendidos porque «esta misma semana se estaba contratando a gente». De hecho, recalcó que en las últimas semanas se habían trasladado hasta Teruel trabajadores procedentes de Asturias, León y Puertollano e, incluso, «habían pagado el alquiler de pisos en Andorra hacía unos días en Andorra».

El desmantelamiento de la minería en Teruel se produce apenas unos días antes de la visita de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, de la que se espera, ahora más que nunca, algún anuncio que sirva de bálsamo para la comarca de Andorra.