La sierra de Santo Domingo siempre había estado ahí, al norte de las Cinco Villas, en el Prepirineo zaragozano. Pero ahora va a ser mucho más conocida. Dentro de unos meses, si supera la tramitación recién iniciada con la salida a información pública, esta zona agreste y boscosa del norte de la comunidad se convertirá en un paisaje protegido.

Esta figura legal, que ya se aplica a las foces de Fago y Biniés, a San Juan de la Peña y a los Pinares de Rodeno, supone entrar en la red de espacios naturales del Gobierno de Aragón y recibir ayudas oficiales para el mantenimiento de montes y senderos.

Además, la sierra de Santo Domingo, con una extensión de 14.212 hectáreas, se beneficiará de una promoción turística que la llevará a aparecer en diversos canales publicitarios. De esta forma, dejará de ser un enclave frecuentado y disfrutado por unos pocos para atraer a un número creciente de aficionados a la montaña y a la naturaleza.

Los directos beneficiarios de este cambio serán los municipios que, hace ya varios años, iniciaron el procedimiento para la declaración de paisaje protegido: Luesia, Biel y Longás. Entre todos ellos suman una población de medio millar de habitantes y viven de la agricultura, la ganadería y, en menor medida, del turismo rural.

APOYO TOTAL De momento, ya se ha publicado en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) que el proyecto se somete desde ahora, por espacio de un mes, a información pública, para que todos los afectados puedan presentar alegaciones. Sin embargo, no se espera mucha oposición.

"Hasta ahora nadie ha manifestado su rechazo al proyecto", señaló Jaime Lacosta, alcalde de Luesia, que hizo hincapié en que la idea de convertir la sierra en paisaje protegido "surgió del propio territorio".

Además, afirmó, el plan ha recibido el apoyo del Consejo Comarcal de Cinco Villas y medio centenar de asociaciones de todo tipo han mostrado su respaldo.

Para el Gobierno de Aragón, que ampara el proceso de transformación en paisaje protegido, el hecho de que las altas Cinco Villas se inclinen por esta fórmula legal constituye "una oportunidad para dinamizar una zona con un gran potencial natural y paisajístico", en palabras del director general de Conservación del Medio Natural, Pablo Munilla.

La apertura del procedimiento para aumentar el grado de protección de Santo Domingo se ha visto favorecida asimismo por el hecho de que en torno a 10.000 hectáreas, dos terceras partes del total, son montes de utilidad pública.

Por si fuera poco, dentro de ese territorio existe una zona de especial protección para las aves (ZEPA) y cuatro lugares de interés comunitario (LIC), creados para la conservación de especies animales y vegetales.

La sierra cincovillesa, que en realidad es la prolongación de Guara por el oeste, se halla dentro de una zona de protección del quebrantahuesos, dado que contiene un área de nidificación. También alberga alimoches y milanos reales, así como distintas aves necrófagas. Entre los mamíferos se pueden encontrar jabalís, corzos, ciervos, tejones, turones, jinetas y garduñas.

En cuanto a la cubierta vegetal, destaca por la frondosidad de los bosques, en algunos casos debida a las tareas de repoblación a base de pinos llevadas a cabo en los años 50 y 60 del pasado siglo.

"Ahora mismo se está llevando a cabo un aclareo en los montes, para aumentar la distancia entre los árboles", apuntó José Luis Lasheras, alcalde de Biel.

Pero los pinos que cubren las laderas de muchas montañas no son la única especie arbórea. Curiosamente, también se pueden encontrar hayas, en una de las manchas más meridionales de la península, junto a las que pueblan el Moncayo. Y no faltan las encinas, los quejigos y los arbustos de boj, por no hablar de ciertos ejemplares de abedul y álamo temblón.

MASA FORESTAL Del buen estado de conservación de esta enorme masa forestal da fe el hecho de que, a diferencia de otras sierras prepirenaicas, la de Santo Domingo apenas se ha visto afectada por los incendios forestales, como resalta Jesús Mayayo, alcalde de Longás.

Los pueblos de Biel, Luesia y Longás quedan fuera de los límites del espacio protegido. Pero son dignos de visitar, empezando por el interés de sus construcciones rústicas y sus monumentos históricos y artísticos, como el castillo y la iglesia de San Salvador, en Luesia, o un yacimiento arqueológico del siglo XI.

En Biel, por otro lado, se han llevado a cabo restauraciones en sus edificios más representativos, como el castillo y la iglesia de San Martín.