La planta de Schindler en Zaragoza tiene los días contados. El comité y la dirección del fabricante de ascensores, con sede en Suiza, celebraron la segunda reunión del periodo de consultas para fijar las condiciones de salida de los 119 trabajadores incluidos en el expediente de regulación de empleo (ERE). El ajuste, que supone la defunción de uno de los emblemas industriales de Zaragoza, se llevará a cabo en las próximas semanas y los despidos se harán efectivos el próximo 30 de abril. Así se refleja en la memoria del ERE a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y de la que se extrae una conclusión: el cierre de la unidad productiva de la planta aragonesa obedece a una deslocalización empresarial.

El informe técnico del ajuste laboral, que no deja lugar a las dudas, subraya la necesidad del grupo de desprenderse de la actividad de fabricación de componentes de SDS (Schindler Drive Systems), localizada en Zaragoza, para concentrar toda su actividad en la planta de Eslovaquia. «Ya no es necesario mantener dos unidades productivas en Europa que fabriquen en enero del 2020 cabinas y elementos de seguridad asociados a esas cabinas, como es el caso de SDS en Zaragoza y DSW en Eslovaquia». Por ello, se debe «concentrar la producción de la nueva cabina en una de las dos unidades productivas», señala la compañía. Y la decisión ya está tomada desde hace tiempo, según se recoge en la memoria.

«La unidad productiva de DSW de Eslovaquia ya ha realizado inversiones en sus procesos y ya fabrica la cabina PK44 que cubre ambos segmentos (commodity y CMG) y, de hecho, ya está suministrando dicha cabina en el mercado. Lo lógico desde un punto de vista de mercado y teniendo en cuenta las inversiones ya realizadas, es que las cabinas pasen a producirse en Eslovaquia, dejando, por tanto, de fabricarse en Zaragoza», argumenta la empresa, que amputa en este párrafo cualquier esperanza de supervivencia de la planta aragonesa. Y eso es así por la necesidad de «aumentar la flexibilidad, reducir la complejidad y la calidad de los productos, así como el nivel de servicio ofrecido a los clientes e incrementar la eficiencia y competitividad del grupo», añade Schindler. Dicho de otra forma, el negocio de máquinas ya no es «estratégico» en SDS.

Esta es la puntilla, pero el ocaso se fraguó hace ya un tiempo. Fuentes de la factoría de Zaragoza consultadas por este diario reconocen que en los últimos años «se ha armado la planta de Eslovaquia» a través de inversiones, formación y más carga de trabajo». En el 2004 ya se externalizaron las máquinas destinadas al segmento residencial a un proveedor especializado. Además, una parte importante de la cadena de valor de ascensores destinados al segmento comercial también se asignó a otro proveedor. Y es ahora cuando se ha asestado el golpe final a la factoría aragonesa.

Pero esta es solo una parte del negocio de Schindler en Zaragoza, ya que la unidad productiva de SDS se dedica también a la fabricación de cabinas y material hueco y elementos de seguridad asociados a dichas cabinas, un área que representa más del 60% de la facturación de SDS. La compañía dice que el cese de estas actividades (bien porque desaparecen al estar ya descatalogadas o bien porque se externalizan al proveedor especializado) «implicaría la reducción de la facturación de SDS en unos 58 millones». Una merma que deja casi sin negocio a la factoría aragonesa, pues ese escenario implicaría una reducción de entre el 80 y 84% de la facturación de SDS en Zaragoza, donde Schindler ingresó 71 millones en el 2018. Por ello, argumenta la compañía en la memoria, «no tendría sentido desde el punto de vista de negocio, productivo y económico mantener una unidad productiva con un 16-20% de su facturación, pudiéndose producir el resto de componentes desde otras unidades productivas en Europa». Por todo ello, Schindler procederá al «cierre ordenado» de la unidad productiva de SDA en la capital aragonesa.

EL FOCO ASIÁTICO

La respuesta a esta deslocalizacion está en la mejora del negocio en mercados como del Este de Europa y Asia. El sector crecerá a nivel global el 2,8% entre 2019 y 2020, pero el mayor impulso llegará de Asia y Oriente Medio y África, donde la actividad aumentará el 4,2% y el 2,8%, respectivamente, según los estudios de Schindler que aparecen en la memoria del ERE.

Mientras, las regiones de América y Europa presentarán tasas anuales de crecimiento mucho más moderadas, del 0,2% y del 1,7% respectivamente y menores a las observadas entre 2013 y 2018, que ascendieron al 1,6% y 2,3%, respectivamente. En definitiva, «el crecimiento del sector de la construcción a nivel global estará impulsado fundamentalmente por los países asiáticos, cuya participación en el mercado global de la construcción se incrementará desde el 45,9% en 2013 hasta el 51,6% en el 2022».

Este nuevo escenario ha elevado la inquietud en los últimos meses, ya que a la marcha de Schindler se suman las de Future Pipe (de Ejea a Egipto) y la del gitante textil Losán, cuyo centro logístico se traslada de Caspe a la vecina Portugal.