El malestar va in crescendo en Schindler. En la planta de la empresa en el polígono Empresarium aumenta la tensión tras el anuncio del cierre de su planta en Zaragoza y del despido de 119 trabahjadores, después de que se haya conocido que la multinacional prevé contratar a trabajadores temporales para hacer frente a las necesidades de producción, un extremo que pudo confirmar ayer este diario de fuentes totalmente solventes. En concreto, la firma ya se ha dirigido a una empresa de trabajo temporal (ETT) para que pregunte la disponibilidad de algunos antiguos trabajadores de la compañía para incorporarse «de forma inmediata» a la plantilla. «No sabemos cuántas personas necesita la empresa, ni la modalidad de contratación ni el tiempo de contrato, pero quieren contar con una bolsa de exempleados», según apuntaron las mismas fuentes a este diario.

Este hecho ha encendido las alarmas dentro de la fábrica aragonesa, donde no dan crédito a que eso suceda. De hecho, según ha podido saber EL PERIÓDICO, fuentes del comité ya han advertido a la dirección de la compañía de que, si eso sucede, se podría montar un importante revuelo en la planta zaragozana.

Fuentes de la plantilla señalaron que algunos exempleados les han comunicado que «el próximo lunes» comenzarán a trabajar allí. «Nos lo han dicho algunos exempleados de ETT que ya han estado en la fábrica», señalaron. «No puede ser que estemos aquí con la espada en el cuello casi 120 personas y la empresa busque contratar a temporales», manifestaba con enfado un trabajador de Schindler. Esta circunstancia podría elevar el grado de tensión de cara a la negociación del ERE, que comenzará el próximo miércoles a partir de las 10.00 horas en el hotel Hiberus.

Pero las malas noticias no llegan solas y la planta de Schindler en Zaragoza ya sabe que dejará de recibir material de sus proveedores en apenas tres meses. La multinacional, dedicada a la fabricación de ascensores y elevadores, ha trasladado a sus auxiliares, a través de un comunicado, que la producción industrial cesará definitivamente a partir de marzo. Así también se lo ha trasladado la dirección de la compañiía a los representantes de los trabajadores. El cierre de la factoría es «tajante» e «inamovible», apuntaron.

La decisión estratégica de la empresa de deslocalizar la unidad de producción de componentes, denominada Schindler Drive Systems (SDS), por causas organizativas y tecnológicas, comportará el despido de 119 trabajadores, que comenzarán a negociar sus salidas a partir del próximo miércoles. Por tanto, tal y como avanzó este diario, el efecto de la deslocalización de la actividad en las auxiliares comenzará a notarse en el corto plazo, ya que los pedidos se reducirán sensiblemente en las próximas semanas.

LAS EMPRESAS PIDEN CONOCER LA PLANIFICACIÓN

De hecho, algún proveedor ya ha solicitado a Schindler conocer la planificación «hasta el cierre de la actividad» para poder «minimizar los estocs», según una misiva a la que ha podido acceder este diario. Esta coyuntura afectará a una red de 60 talleres y empresas que trabajan para la multinacional. «Tenemos pedidos hasta marzo, pero a partir de esa fecha no vamos a fabricar ni pipas», apuntaron con rabia fuentes conocedoras del comunicado remitido a los fabricantes.

Esta información, que ayer no fue corroborada por fuentes de la empresa («no estamos en ello, porque primero hay que negociar el ERE»), certifica la defunción definitiva de Schindler, uno de los activos industriales más importantes de Aragón, heredera de la antigua Giesa y que cuenta con más de 70 años de historia.

Ayer mismo, la plantilla seguía preguntándose las razones de esta decisión empresarial, dado que los resultados de la planta aragonesa en los últimos años han sido positivos. De hecho, en el 2018, el grupo multinacional facturó casi 10.000 millones de euros, un 6,9% más que un año antes, mientras que el beneficio neto subió el 14% hasta totalizar 886,4 millones de euros. Cifras a las que contribuyó la factoría aragonesa.

«El expediente de regulación de empresa no está justificado en las causas económicas», reconocieron fuentes de la empresa. Sea como fuere, en el plazo de poco más de un mes casi 120 familias verán desaparecer su principal sustento y afrontarán el futuro con incertidumbre, ya que el grueso de los trabajadores de Schindler en Zaragoza tiene entre 45 y 53 años de edad, según fuentes del comité.

LA ENTREGA DE MEDALLAS SE LLEVA A MADRID

El run run en la planta de Schindler en Zaragoza no cesa desde que se comunicara la decisión de la compañía de llevar su actividad manufacturera a Suiza y Eslovaquia. Pero ayer fue a más. Y no precisamente por el asunto de los 119 despidos, sino porque hoy había previsto un acto corporativo en el que se debía hacer entrega de las medallas de Oro y de Plata a los trabajadores que llevan en el tajo 25 y 30 años, respectivamente. Pero tal evento no tuvo lugar, porque la compañía planificó que ese acto, que siempre se ha celebrado en Zaragoza, se trasladase en esta ocasión a Madrid. Y ello motivó, hace solo unas semanas el malestar del comité de empresa. Tanto fue así que el hecho fue denunciado por la representación de los trabajadores ante el juzgado de lo Social, pues la entrega de estas medallas se celebra todos los años y está contemplada en el convenio colectivo. Por tanto, su no cumplimiento supone la vulneración del mismo.

El caso es que esta circunstancia hizo que ayer se tuvieran que ver las caras en el Servicio de Mediación y Arbitraje (SAMA) los representantes del comité y de la dirección en un acto de conciliación que supuso la antesala del inicio de las negociaciones para el despido colectivo de 119 trabajadores. Toda una paradoja. Finalmente, hubo bandera blanca y la empresa reconoció su obligación de costear el viaje y la noche de hotel a los trabajadores de la factoría aragonesa que este año, y en tan dramáticas circunstancias, recibirán la medalla de Oro y Plata de Schindler por los servicios prestados, nunca mejor dicho.

Este reconocimiento que anualmente realiza Schindler consiste en la entrega de una medalla, pero también supone el abono de una cantidad económica por tantos años de trabajo en la misma empresa. A la cita acuden trabajadores de la sede central de Zaragoza, pero también de Portugal y de Andorra, junto con sus familiares. En esta ocasión, un directivo de la compañía entregará las conmemoraciones a trabajadores que seguramente habrán dejado su puesto de trabajo en el último ERE. Porque el acto está previsto que se celebre el próximo mes de junio.

El pasado año, la celebración tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Zaragoza y fue presidido por el comité de dirección, que destacó la entrega y pasión de los trabajadores. Allí se entregaron un total de 35 medallas de oro y 47 de plata a los empleados. Durante la cena, los homenajeados estuvieron acompañados por allegados y familiares.