Atiende detrás de la barra y sirve las copas con precisión de un cirujano. Su porte hace pensar a los clientes que ha nacido para eso, pero está equivocados. Alejandro García (26 años) está de paso. El curso que viene comenzará sexto de Medicina. Hay un médico en la sala.

El ambiente de la noche y los bares pueden descarriar al más centrado, pero Alejandro tiene claro dónde está y adónde quiere llegar. "Llevo tres años trabajando los fines de semana en el Época Dorada de 23.00 horas a 04.30 horas y me organizo bastante bien". Tanto que no echa demasiado en falta los domingos, esos días que van entre la madrugada del sábado y el rigor del lunes. "Entonces sí lo tengo complicado para estudiar, especialmente si encima el lunes tengo examen, pero hasta ahora me he apañado", afirma.

Pero este médico en ciernes se deja todo atado el viernes y aún le queda tiempo para disfrutar de su trabajo bajo los focos del bar: "La carrera de Medicina se hace muy larga y dura, así que se agradece cambiar de aires, estar en otro ambiente más distendido, interactuar con los clientes", amplía.

Y nunca se ha planteado renunciar a esa fuente de ingresos. "Lo que gano en el bar supone un soporte interesante para mis gastos", reconoce. Y en esa carrera de fondo que supone el estudiar Medicina, recibe la ayuda de sus padres, que le pagan los estudios.

OVIEDO A LA ESPERA Nunca se sabe, pero sus noches como camarero entre gin tonics, tablas de chupitos, luces de colores y grandes éxitos de la música española ya tienen marcado un final en el calendario. Cuando termine el próximo curso, allá por junio del 2015, tiene decidido marcharse a Oviedo junto con otros compañeros de promoción para estudiar el MIR. "Obviamente tendré que dejarlo", reconoce con algo de pena.

Mientras tanto, disfruta entendiendo como tiempo de asueto las horas que pasa detrás de la barra. "Al ser un bar que cuenta con una clientela de una edad media más bien mayor, no se ve tanto desmadre y no percibo tanto choque respecto a lo que hago entre semana. La gente es más tranquila". Otra cosa sería si tuviera que atender en un bar a gente joven como él: "Ahí sí que se vería mucha diferencia y sería más peligroso".

Y no deja de sorprender a quienes entablan conversación con él: "A la gente le llama la atención el hecho de verme detrás de la barra y que al mismo tiempo sea un estudiante de medicina. Se creen que solo me dedico a trabajar en el bar", recuerda. Y remata: "Además, mi aspecto físico tampoco ayuda mucho. No respondo al típico perfil de médico". Pero ¿y las series sobre médicos? "Eso solo son películas", se ríe.