--¿Cómo analiza sus primeros días en el cargo? ¿Qué se ha encontrado?

--Aún no me ha dado tiempo a mirar datos en profundidad. Han sido días con bastantes incidentes y todavía no dispongo de un equipo de asesores para analizar. Pero hay tres cosas que me preocupan especialmente. Por un lado, la falta de inversiones en los últimos años, que ha provocado que la tecnología se haya quedado obsoleta. Y cuatro años en sanidad es perder mucho tiempo en inversiones y difícil de recuperar. Me preocupa, asimismo, que el mensaje del PP acerca de que habíamos tenido un sistema sanitario y de bienestar por encima de nuestras posibilidades y que no podíamos seguir así, ha calado en parte de la población. Si no se defiende la sanidad pública corremos el peligro de que el mensaje del PP pueda salir adelante. El tercer asunto, aún más preocupante, es la desmotivación de los profesionales. Llevamos cuatro años sin un liderazgo claro, con cambios tremendos y decisiones extrañas de la consejería que, en muchas ocasiones, ha llegado a tratar mal a los profesionales acusándoles de muchas cosas.

--¿El descontento de los profesionales también viene provocado por las políticas de personal?

--Me preocupa mucho el lío que hay organizado en política de recursos humanos. Se ha realizado, tras mucho tiempo, una OPE enfocada en Atención Especializada y cuyo objetivo era que los hospitales periféricos tuvieran plazas consolidadas y profesionales con puesto en propiedad. Y nos encontramos con que de las 180 plazas, casi todas han pedido comisión de servicios para volver a Zaragoza. Cuando uno se presenta a una oposición no puede pretender volver al día siguiente porque esto provoca falta de estructura en los periféricos y hay gente que lleva muchos años esperando a venir aquí y que tiene sus mismos derechos. Eso crea mucha incertidumbre entre los profesionales y, si estos no están contentos, es difícil que el sistema funcione. Los recursos humanos del Salud están organizados de forma caótica, así que, cuando acabe el verano, habrá que analizar la situación. Ya que no podemos darles el nivel retributivo que merecen, al menos que estén tratados de la mejor manera posible.

--¿Con qué se queda de lo realizado por el Ejecutivo anterior?

--En la última etapa se ha estado trabajando en proyectos estratégicos y de centralización que son utilizables. No todo ha sido malo ni mucho menos y mi intención no es buscar errores ni levantar alfombras, sino utilizar los dispositivos que tenemos para tratar de mejorar la situación.

--¿Se plantea cambios en el Salud y en la estructura de la Administración sanitaria?

--El presidente --Javier Lambán-- ha considerado que el centro del programa han de ser los ciudadanos y de ahí la separación de la Sanidad y los Servicios Sociales. Hace tiempo que somos conscientes de que el sistema es heredado del siglo pasado, de los tiempos del Insalud y cuando se transfirieron las competencias se trató de llevar a cabo una distribución matriz que pudiera ser efectiva, pero pronto se vio que tenía problemas. Ahora se han unificado gerencias, se ha elaborado el decreto de área única... pero tenemos claro que el departamento se va a encargar de la asistencia sanitaria y de ahí el cambio de la dirección general de Planificación y Aseguramiento que pasa a denominarse de Asistencia sanitaria. El objetivo es que esta esté en el departamento y que haya una relación directa con los centros que prestan los servicios. El Salud quedará como órgano de prestación de servicios logísticos o recursos humanos. Se trata, en definitiva, de aplanar la organización y acercar al profesional la dirección del departamento, eliminando muchos cargos intermedios. Pero será un proceso largo que no se hace en dos o tres meses. Ya hay un grupo que trabaja para diseñar el organigrama aunque nos daremos por satisfechos si lo acabamos en esta legislatura y logramos ese contacto directo del departamento con los profesionales.

--¿Y cómo repercutirá esto en el paciente?

--Estará en el sitio que debe estar. El crónico en la red de crónicos y el agudo en la suya. Y sobre todo, la Atención Primaria será la que vertebre y controle la atención sanitaria.

--¿Y en la gerencia del Salud?

--Será un gerente de logística y recursos humanos. Queremos que sean los profesionales los que gestionen la sanidad y los recursos y los utilicen como creen que deben hacerlo, dándoles responsabilidad e implicándoles para que no sean solo profesionales de la salud.

--¿Cómo valora los datos de la lista de espera?

--Los datos han estado siempre, pero por razones políticas no se han hecho públicos. Han estado perfectamente actualizados, pero no se querían dar a conocer. Nosotros prometimos honestidad y transparencia para que la gente los conozca. Y han bajado porque se ha puesto en marcha un plan que ha supuesto invertir mucho dinero en contratar profesionales aunque a veces de forma un tanto desorganizada. Por ejemplo, empezar en verano, cuando los quirófanos están a bajo rendimiento hace que no sea del todo eficiente. Digamos que se ha hecho un esfuerzo normal y lo que hubo fue un parón durante mucho tiempo por lo que la lista de espera aumentó de forma descabellada. Hay recursos suficientes. De hecho, un grupo de expertos está programando un plan al respecto. Me preocupa, por ejemplo, la cirugía de la columna porque afecta a mucha gente joven que tiene que coger la baja y, con la reforma laboral, pierden su puesto por el retraso en las operaciones. Hay que priorizar y no es lo mismo una cadera o una rodilla que un juanete o una catarata. Reitero que hay recursos en el sistema para que la lista de espera sea razonable. Además, que la haya quiere decir que la gente confía en la sanidad pública, pero siempre bajo la premisa de mantenerla en alrededor de un máximo de cuatro o cinco meses.

--¿Se derivará a la privada?

--Si hay que hacerlo se hará. La prioridad es que los pacientes sean atendidos y asumo las posibles críticas, aunque los partidos políticos que apoyaron la investidura son conscientes de que la sanidad privada tendrá el papel que necesitemos donde nosotros no podamos llegar, aunque creo que la pública dispone de recursos.