Cada cierto tiempo, el Ebro enseña los dientes. Han sido numerosos los casos de personas ahogadas o desaparecidas en sus aguas, que tienen fama de contar con muchas corrientes y remolinos. Este última tragedia nos recuerda un caso ocurrido el pasado año. En concreto, el 24 de febrero se encontraba el cadáver de un súbdito senegalés en un paraje seco del barrio de La Cartuja. Culminaba así una intensa búsqueda que había comenzado 16 días atrás, cuando la víctima desapareció bajo las corrientes del embravecido río después de lanzarse al agua, sin ninguna explicación aparente, según relataron varios testigos. Aboubakrim S., casado y con tres hijos, se lanzó al río en la zona del Parque Deportivo Ebro, prácticamente en el mismo lugar donde el río se llevaba la vida de la última víctima. El hombre, de 45 años, había llegado a Zaragoza en busca de un trabajo que le permitiera traerse a su mujer y sus tres hijos, los cuales residían en Senegal. La hipótesis del suicidio fue descartada por personas próximas al fallecido, por lo que su muerte fue, de nuevo, una mala pasada de un río que por aquellos días se encontraba muy crecido.