Si no fuera por la pensión de viudedad, la zaragozana Rosario Martín llegaría «más apurada» a final de mes. Como le ocurre a más de 40.000 jubilados aragoneses, su pensión no supera los 700 euros, una cifra que en un futuro «será casi inalcanzable si esto sigue así». «Si algo no cambia el sistema público de pensiones tiene los días contados, por eso es importante protestar; yo si lo sigo haciendo no es por mí, sino por mis hijos y nietos», subraya esta jubilada de 74 años, que anima a los jóvenes a participar hoy en las concentraciones.

Martín, que se involucró en la causa desde el principio y que ha participado en las asambleas, tiene claro que acudirá. Por sus nietos y también por los miles de españoles que cobran unas pensiones «de miseria» y que están sufriendo la pérdida de poder adquisitivo: «Por suerte, yo no tengo necesidad, pero sé que hay mucha gente que lo está pasando mal».

La zaragozana asegura que el sistema público «puede ser sostenible siempre que haya voluntad política». «En mi opinión no paran de sembrar dudas respecto a su futuro para que la gente contrate planes de pensiones privados», critica Martín, que destaca que buena parte de los integrantes de la coordinadora en Aragón «tienen un pasado reivindicativo»: «Muchos ya nos movilizamos en su momento y ahora lo volvemos a hacer».

Martín, que trabajó varios años en las áreas de limpieza y lavandería del hospital psiquiátrico de Zaragoza, también protestará hoy por los recortes aplicados en la sanidad pública. «Hay unas listas de espera tan grandes para los especialistas que tengo que pagarme de mi bolsillo el médico privado», lamenta Martín, que también denunciará las «malas prácticas» de la banca: «Ahora nos quieren cobrar 80 euros por tener la cuenta; es lo que faltaba...». R. L. M..