El precario acceso a la estación de Delicias ha provocado numerosas críticas de los usuarios y hasta el boicot de los taxistas, que son reticentes a cubrir los servicios. La terminal ferroviaria entró en servicio en mayo del 2003 con un único ramal de conexión, sin acabar, con la avenida Navarra. La rotonda que debía regular el tráfico se quedó a medias y vallada porque las empresas adjudicatarias no recibieron órdenes de concluirla. La situación obligó a ingeniar una solución alternativa para que los vehículos que salieran de la estación pudieran dar la vuelta para regresar a la ciudad. Así, se decidió abrir un paso en la mediana, que utilizan los coches particulares, los taxistas y los autobuses urbanos.

Las fuertes críticas sociales y las largas colas de los viajeros a la espera de un taxi obligaron al alcalde, Juan Alberto Belloch, a comprometer una solución en septiembre, que pasaba por hacer la obra el propio ayuntamiento y pasar luego la factura. Sin embargo, no se llegó a negociar con Fomento y, tras semanas de indefinición, se acabó anunciando en enero que la rotonda sería acometida por Zaragoza Alta Velocidad.