Paco Flores ya no es, desde ayer por la tarde, entrenador del Real Zaragoza. El único aval que le quedaba, el del presidente Soláns, cedió tras la derrota estrepitosa ante el Deportivo (4-1) y el club consumó su destitución. Pocas horas después, en Lérida, Víctor Muñoz cerraba su fichaje por la entidad zaragocista. Esta mañana será presentado para luego tomar las riendas del primer equipo en el entrenamiento de la tarde (16.00 horas, Ciudad Deportiva) para debutar en el Camp Nou el jueves en la Copa. Pero será el Mallorca el domingo el primer gran test para Víctor, al que se le ha encomendado la misión de sacar al Zaragoza de la zona de descenso que ahora mismo ocupa.

Flores, cuyo finiquito cerrará hoy su representante, Angel Castell, y que le supondrá a la entidad un desembolso de un millón de euros, es ya pues historia para el Zaragoza, pero nadie, ni el propio club, se cree que todos los problemas del equipo empiezan y acaban con el técnico catalán. Por eso, además de la llegada al banquillo de Víctor se van a acelerar las gestiones para que lleguen refueros en el mercado invernal.

"El Consejo de Administración del Real Zaragoza ha decidido, a la vista de la situación deportiva por la que atraviesa el primer equipo, rescindir su relación contractual con el entrenador Francisco Flores". Con este escueto comunicado a las cinco de la tarde de ayer se ponía punto y final a una jornada que se ha hecho habitual en los últimos tiempos en el equipo aragonés, el último día de trabajo de un técnico, que era consciente desde el punto de la mañana de que su ciclo había finalizado.

GESTOS MUY SERIOS De hecho, la charla posterior al partido en Riazor no duró ni cinco minutos --y, desde luego, la imagen del equipo en La Coruña dejó muchas cosas que corregir-- y el gesto serio de todos daba a entender por sí solo todo lo que iba a suceder después. Flores pasó la hora y media que duró el entrenamiento pensativo y solo, sin tan apenas hablar con nadie, sólo un pequeño intercambio de palabras con Emilio Montiagut, segundo técnico hasta ayer, y con Manolo Nieves, entrenador de porteros, para coger su coche poco después del mediodía y marcharse a su casa a esperar una decisión ya tomada.

También entonces se ponía la hora al inicio del Consejo, que daría comienzo a las 14.30. No se preveía que fuera largo, porque todo estaba decidido y la realidad respondió a lo esperado. Soláns entraba poco antes de esa cita a las oficinas y salía cuatro horas más tarde, tras reunirse con sus consejeros y hablar él sólo con Paco Flores. Este llegaba a las cuatro de la tarde al club a toda velocidad --golpeó el espejo de su automóvil con la puerta de entrada-- y salía mucho más tranquilo sólo media hora después. En un tono correcto, el presidente, tras confesarle su pesar por la decisión, le dio las gracias por su trabajo. Tampoco había mucho más que decir. Eso dejó claro Soláns, que anunció la destitución por medio de un comunicado y sin hablar ante la prensa.

LA REFLEXION Tras Flores salieron Pardeza, Suárez y Herrera y, uno a uno, todos los consejeros y Soláns. El funeral ya estaba consumado y ahora comienza la era de Víctor. Con él al timón y con una plantilla que debe dar mucho más de sí. "Que vengan refuerzos o un entrenador nuevo, pero los que nos tenemos que poner las pilas ya somos los que estamos aquí", señaló un jugador. De ellos depende.