Poco que celebrar en el Día Internacional de la Juventud que se desarrolló ayer. Irse de casa sigue siendo una meta inalcanzable para buena parte de los jóvenes aragoneses. Aunque los datos mejoran sensiblemente cada año desde el 2015, tan solo un 21,9% de la población entre los 16 y los 29 años ha podido emanciparse en la comunidad y continúan lejos de los previos a la crisis, como el 26% que marcó el 2007. Todo, a pesar de que Aragón es unos de los territorios mejor posicionados en este aspecto en el plano nacional, donde la media no llega siquiera al 20%. Unos precios de la vivienda y del alquiler en alza y la precariedad laboral vigente en esta franja de edad son algunos de los principales factores que mantienen año tras año esta situación.

Así lo reflejan los datos del Observatorio de Emancipación correspondiente al segundo semestre del 2018 que realiza el Consejo de la Juventud de España (CJE). En este trabajo se constata que Aragón es el cuarto territorio que mejor dato arroja, solo por detrás de La Rioja, Cataluña y Baleares. Además, el informe destaca que la comunidad rompe con la tendencia estatal, ya que mejora sus datos desde el 2015, cuando se hallaba en el 21,4%, «a un ritmo muy suave pero sostenido».

casi tres puntos / Este crecimiento constante ha llevado a la comunidad a situarse casi tres puntos por encima de la media nacional, del 19%, en lo relativo a las personas jóvenes que residen fuera del hogar familiar. Un dato que, lejos de suponer un logro para Aragón, más bien pone de relieve la gravedad del problema en el país.

Esta recuperación en la comunidad no se ha fundamentado, según los autores del observatorio, en una mayor creación de empleo y un descenso de la temporalidad, sino en una menor incidencia de las situaciones de sobrecualificación en el empleo, que hoy afectan al 36,2% de las personas jóvenes con estudios superiores terminados, la tercera cota más reducida de España.

Sin embargo, insisten desde el observatorio en que también puede observarse una dualidad en la posición de los jóvenes ante el mercado laboral según su estatus residencial, ya que la actividad y el empleo han aumentado fuertemente entre la población joven emancipada, justo lo contrario de lo ocurrido entre la que aún convive en el hogar familiar. Otro aspecto que destaca el trabajo es que, como en la mayoría de las comunidades, el acceso al mercado de la vivienda para una persona joven asalariada es inviable. En el caso de Aragón, sin embargo, sí sería posible contando con el nivel de ingresos de un hogar joven, tanto si se tratara de adquirir una vivienda libre como de alquilarla. No obstante, una cifra pone de manifiesto la gravedad de la situación: los jóvenes aragoneses deben dedicar cerca de un 60% de su salario para pagar el alquiler, una alta cota que, no obstante, se queda pequeña comparada con la media nacional, del 90%.

Para el experto del CJE Joffre López estos datos se deben principalmente a «una tormenta perfecta, que no es nueva ni atípica, entre las precarias condiciones económicas y el recurso al mercado libre como vía hegemónica de acceso a la vivienda».

abrumadora / Por otra parte, como datos positivos el informe observa un avance hacia la estabilización de la actividad laboral en España, aunque todavía en unas cifras muy alejadas a las que se registraron en los años previos a la crisis y con una temporalidad entre la población de 16 a 29 años que «sigue siendo abrumadora»: En el cuarto trimestre del 2018, el 55,5% de los jóvenes asalariados tenía un contrato temporal, frente al 32,9% entre 30 y 34 años y el 20% de la población asalariada de 35 años o más.

Ante este escenario, el presidente del CJE, Manuel Ramos, señala que «es imprescindible eliminar las herramientas de precarización de la juventud que existen actualmente» como las prácticas extracurriculares, la concatenación de becas «y unos salarios que impiden desarrollar un proyecto de vida». También insiste en crear una Comisión de Juventud en el Congreso de los Diputados. Desde el observatorio recuerdan que la población joven es uno de los colectivos con mayor riesgo de pobreza. El 34,8% de los jóvenes se encontraba en situación de exclusión social en el 2017 y su salario medio en el cuarto trimestre de 2018 se situó alrededor de los 11.000 euros netos anuales.