La paz y la tranquilidad volvieron a reinar en el escarpado valle de Bujaruelo ayer tarde. Pasadas las horas de máxima incertidumbre del sábado, cuando muchos de sus visitantes tuvieron que ser retenidos ante la amenaza de un artefacto, en la jornada del domingo todo volvió a la normalidad. A primeras horas de la tarde, los efectivos policiales (principalmente expertos en desactivación de explosivos) abandonaban el valle terminado su trabajo.

Personas y automóviles podían circular libremente, también lo hacían las vacas, asiduas transeúntes de este paraje ya que existen muchos pastos en las zonas altas. "A nosotros no nos ha tocado, bajamos de Otal, lejos del tendido eléctrico y no nos hemos enterado mucho --cuenta un ganadero que conduce a sus animales-- "aunque ya nos han dicho donde estaba la bomba, se ve que la han puesto en la última pilona, cerca ya de Francia".

En el cámping Bujaruelo el fin de semana se ha vivido con incertidumbre y poca información: "Al principio nos asustamos un poco porque vino la Guardia Civil para decirnos que no saliera nadie del cámping, sin darnos tampoco muchas explicaciones" cuenta el responsable de la instalación. "Nos anticiparon que podía haber un artefacto pero no se sabía en que parte podía estar y mantuvimos la barrera cerrada un par de horas", apostilla. Afortunadamente estas molestias las vivieron pocas personas ya que la mayoría de los visitantes estaban fuera, de excursión, y no llegaron a enterarse de lo que había ocurrido.

Tres kilómetros más al norte del cámping se encuentra el Mesón de Bujaruelo, lugar donde el sábado almorzó el Ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Allí sus responsables se quejaban de la poca información facilitada por las fuerzas de seguridad: "Ayer (por el sábado) el ministro no se iba y como cerraron los accesos, esto creó confusión", explican. "Su presencia hizo pensar a muchos que era un atentado contra el ministro. En ningún momento nos han contado que hoy iban a proceder a ninguna desactivación ni donde la iban a hacer, y la gente no ha parado de preguntarnos".

Aunque ayer por la mañana los excursionistas fueron advertidos de la posible presencia de un artefacto algunos vieron el despliegue de búsqueda sin saber exactamente lo que ocurría. "Me imagino que no nos han dicho nada porque la ruta no pasa cerca de las pilonas de la luz" explicaba una de las montañeras que regresaba de la zona. "Si lo llegan a decir, no subo".

En Torla los ánimos de los vecinos también volvían a la calma conforme llegaba más información de los hechos. No existe miedo pero si malestar. "Lo que nos faltaba con esa línea de alta tensión, que nunca nos ha traído nada bueno. Encima de que no recibimos ninguna compensación por soportarla, tenemos que aguantar que vengan a asustarnos".