Hace 13 años, Maribel Estrada abrió su propia peluquería, Dinamics, y se convirtió en una pequeña empresaria. Hasta el 2008 su negocio iba viento en popa; ahora está bajo mínimos. "Hace cinco años tenía dos peluqueras a jornada completa, una esticista a media jornada y una ayudante de fin de semana", explica. De momento, mantiene las dos peluqueras y la esteticista, pero solo a media jornada, y trabajando media hora menos diaria para reducir gastos. Aunque ni así.

La EPA ha corroborado que en el 2013 se ha seguido destruyendo empleo en España. Y a Maribel no le extraña. Ella misma se plantea, muy a su pesar, despedir a alguna de sus trabajadoras. Sabe "que tienen familia, hipotecas, ahorros perdidos", y le duele mucho esta situación, porque en una pequeña empresa como la suya, dice, el empresario es uno más. "Para mí, mis trabajadoras no son un número, son compañeras, familia, con ellas comparto mi vida, conozco las suyas". Lleva cuatro años en que no solo no ha podido aumentarles el sueldo sino que ha tenido que recortarles las condiciones laborales. "Pero no es por ganar dinero, es que no llego", lamenta.

Lo que no ahorra Maribel son críticas al Gobierno: "No genera trabajo y a los que damos empleo nos ahogan a base de impuestos y subidas de los costes. ¿No es más caro para el país mantener a desempleados que bajar un poco los impuestos a la pequeña empresa?".

Ha subido el IVA (al 21%), el agua y la luz, hay que pagar el gas, los sueldos, la seguridad social, el IRPF y además, el alquiler. En cambio, la clientela escasea cada vez más. "La gente lo está pasando mal y recorta gastos en lo que puede, como la peluquería. Y eso que no subo precios desde hace tres o cuatro años". No solo eso, sino que trata de frenar la hemorragia a base de promociones ydescuentos.

Así las cosas, a Maribel levantar la persiana le supone un gasto de casi 4.000 euros mensuales. ¿Y qué le queda? Un sueldo de 1.000 euros para sobrevivir ella y sus hijas de 21 y 16 años. La mitad de lo que ganaba antes de la crisis, asegura. "Sí, soy empresaria, trabajo sin parar --ocho horas mínimo en la peluquería más el trabajo que se lleva a casa-- y soy mileurista".

Tener un negocio nunca ha sido fácil, asegura, pero es que actualmente no sale a cuenta. "La diferencia es que antes de la crisis, el esfuerzo y el sacrificio eran compensados. Económicamente te daba estabilidad y tranquilidad. Ahora, ni eso".

Maribel no se rinde. Aunque admite que alguna vez ha pensado en dejarlo todo. "¿Pero qué estabilidad laboral hay en el mercado, quién te asegura dos años de trabajo?". Por eso, a pesar de todo, si logra mantenerse como ahora, a pesar de ser mileurista, seguirá dando las gracias por el trabajo que tiene. ¿Y si la cosa empeora? "Vivo el día a día y no quiero pensar en el año que viene".