Una treintena de bares, restaurantes y hoteles zaragozanos ofrecen a sus clientes, desde el pasado mes de mayo, la posibilidad de elegir entre agua mineral embotellada o del grifo. Por el momento, esta oferta, que nace a iniciativa del ayuntamiento, no está teniendo una gran aceptación entre los consumidores.

El asador Lucas, en la calle Madre Sacramento, es uno de los establecimientos adscritos a esta propuesta. Su responsable, Carlos Aragonés, reconoce que desde que le ofrecieron participar en este proyecto tuvo clara su posición favorable. No obstante, señala que los clientes «no están muy motivados con la misma». Aragonés admite que él en su casa consume agua mineral, pero que pensó que la oferta «había que hacerla» y, por tanto, dejar esta opción en manos de sus clientes.«Es verdad que pensaba que había más gente que se decantaría por el consumo de la del grifo, pero no ha sido así», recalca.

En el menú

El responsable de este asador explica que el menú del día incluye el agua y se ofrece una de las opciones, pero la mayoría nos pide que sea mineral», destaca, mientras muestra los decantadores que les entregó el consistorio de la capital aragonesa para servir. De hecho, la falta de uso de la misma hace que una parte de estas jarras estén guardadas en cajas y así evitar que estén expuestas al polvo.

Aragonés asevera que el agua del grifo solo la ofrece en las comidas, pero no en la barra, donde siempre sirve botellín de agua mineral. La excepción la marca cuando algunos clientes solicitan un vaso de agua junto a la consumición, que suele ser el café.

Unas situaciones que también vive a diario Cristian Navarro en el bar Antiguo Paraíso, situado en la calle Dato. «La gente no pide agua del grifo», señala si bien asevera que él no ofrece como tal esta nueva posibilidad, especialmente porque en la consumición entra el agua mineral por defecto, la opción mayoritaria.

Navarro afirma que sí se ha percatado de que son los residentes de otras ciudades o extranjeros los que sugieren esta posibilidad. Él cree que esto puede deberse a que en dichos lugares hay más «cultura de beber agua del grifo o la tienen de mejor calidad».

María José Asensio es una de las clientas del restaurante de Navarro. Esta mujer, que ayer estaba acompañada por varios familiares, señala que ella bebe agua del grifo pero «porque se instaló un sistema de ósmosis, que filtra el agua». Reconoce que la calidad de la que no está tratada no les convence.

Es por tanto que la opción de beber agua que no sea mineral en los restaurantes la descarta tanto ella como el resto de los comensales. De hecho, sobre su mesa hay una botella de vino tinto y otra de agua embotellada. La jarra de En Zaragoza, mejor del grifo está solo presente en la barra del establecimiento.

José María Marteles, presidente de la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza, señala que «todavía es pronto para que la gente se acostumbre a pedir agua del grifo». «El ayuntamiento ha hecho una campaña publicitaria importante, pero hay que tener en cuenta que los hábitos son difíciles de cambiar a corto plazo», apostilla.

Una cuestión que destaca de cara a que más bares se adhieran es que el consistorio bonifique el consumo de agua a los propietarios, puesto que «esa agua del grifo no la puedes cobrar, pero sí está presente en la factura de consumo del establecimiento».