La operación asfalto que se ha puesto en marcha esta semana en el centro de Zaragoza ha puesto de manifiesto una realidad en la zona de estacionamiento regulado para residentes, más conocida como zona naranja, que es extensible a todos los sectores que actualmente existen, trece en total. Se trata de la saturación que se da en muchos de ellos y que corrobora el contundente dato de que existen 2.578 aparcamientos disponibles solo para personas empadronadas en ellos, y 5.010 usuarios inscritos. Esto consigue que la ratio sea de una plaza por cada dos residentes con distintivo para usarla y que solo tienen que sacar el tíquet -2,5 euros por una semana y 10 por todo un mes- para poder utilizarla.

El problema es evidente y el ayuntamiento quizá debería revisar el modelo para dar mayor cobertura a aquellas zonas en las que la saturación es especialmente alta. Por ejemplo en la zona 3, en el entorno de la plaza de toros de La Misericordia, donde se da la peculiaridad de que para 176 plazas disponibles en zona naranja hay 506 distintivos obtenidos, una tarjeta que se concede exclusivamente a residentes y que conseguirlos es gratis. Aún sumando las 230 de zona azul llegarían a satisfacer la hipotética demanda. Y es que no es exactamente la que al final la utiliza pero lo cierto es que si todos lo hicieran no cabrían en las que existen.

DÉFICIT CONSTANTE // Aunque hay un elemento añadido a esta estadística del estacionamiento regulado, y es el número de plazas que se han ido eliminando en los últimos años, 292 entre la zona azul y naranja. Algunas novedades en la vía pública o medidas que ha adoptado el ayuntamiento han acabado afectando a este servicio que, en los años que lleva la actual concesionaria, Z+M, nunca ha tenido disponibles todos los estacionamientos que tenía por contrato, 6.777. Lo cierto es que, actualmente, tiene que controlar 6.483, por los que cobra a los usuarios que los emplean cada día y en los que tiene depositados sus beneficios, además de cubrir los costes de la explotación.

Pero en lo que respecta a los residentes, que es el fin último de la zona naranja, el entorno de la plaza de Los Sitios, por ejemplo, es donde más se ha podido notar. La construcción de un aparcamiento subterráneo en la calle Moret, aparte de la eliminación de unos 80 estacionamientos en superficie para los que allí residen, ha conllevado dos años de obras para su ejecución. Quizá este sea el ejemplo más reconocible del impacto que un proyecto puede tener en los usuarios, que suplen con estos aparcamientos en la calle la ausencia de garajes que muchas edificaciones tienen. Especialmente en la zona Centro y el Casco Histórico. Ahora ese párking no solo le ha afectado con las obras sino que son competencia para el presente y futuro.

Sin embargo, no es el único motivo por el que estas plazas se han ido reduciendo en la ciudad. De hecho, según fuentes oficiales de la concesionaria, el 43% de las plazas que se han eliminado en estos últimos años se debe a la colocación de contenedores en las calles. Y es que, no hay que obviarlo, el impulso a la concienciación ciudadana con el reciclaje supone también una ocupación mayor de la escena urbana. Los depósitos siempre van junto a la acera y, generalmente, en plazas de estacionamiento. De aceite, el marrón para la recogida de materia orgánica y, en breve, el de la ropa usada junto a los ya existentes de papel y cartón, vidrio o envases ligeros. A costa de aparcamientos regulados, poco más de 120 de los 294 que faltan a Z+M.

Otro 21%, unas 60, se han perdido por la colocación de nuevas zonas exclusivas para la carga y descarga, también muy necesitada de espacio en la vía pública. Y un 14%, más de 40, por habilitar espacios para el estacionamiento de motos. El incremento de estos vehículos obligaba a facilitar su aparcamiento y, en ocasiones, a costa de sacrificar estacionamientos regulados. Otro 12%, más de 30, se han suprimido para dedicarlas a nuevos vados. Un 5%, una quincena, para obras realizadas en las aceras, y más de una decena, un 4%, para habilitar estacionamientos reservados a personas con discapacidad.

En definitiva, lo que se ha perdido en pocos años son 157 plazas en la zona azul -un 3,9% de las 4.062 que debería haber por contrato-, que se podrían sumar a las 3.905 que hay en funcionamiento; y otras 137 en la naranja -un 5% de las 2.715 que tendrían que existir-, que añadir a las 2.578 que ahora tienen a su disposición los 5.010 inscritos con distintivo. Por eso cuando las máquinas levantaron el pavimento en calles como Cánovas, inutilizando el 40% de las 262 plazas disponibles en el entorno de Cortes de Aragón, los 444 inscritos que hay lo notan más.